Núm. 155, octubre, 2009: SOBRE EL CHE GUEVARA,

Sobre el Che Guevara

Mario Ramírez Centeno y Miguel Angel Rodriguez (version pdf)
PRÓLOGO

Al Che Guevara se le conoce como al joven médico experto en lepra, como al Comandante y Ministro de la Revolución Cubana, como al guerrillero asesinado en “La Higuera” en octubre de 1967, a los 39 años de edad. También se le identifica con un dechado de virtudes fuera de lo común y una profunda convicción revolucionaria. Durante toda su trayectoria demostró una férrea disciplina, como refieren quienes lo prepararon en los cerros del Chiquihuite y de Guadalupe, al norte de la ciudad de México. Desde las durísimas campañas en la Sierra Maestra, hasta la batalla final en Bolivia, combatió sin quejarse nunca, a pesar de su asma.
Su honestidad era proverbial; siempre expuso con claridad las condiciones de lucha a sus guerrilleros. Incluso en Bolivia, momentos antes de su aprehensión, los arengaba diciéndoles que esa podría ser la última batalla… Guerrero inquebrantable, consideraba la moral revolucio-naria el grado más alto de la ética, y la práctica guerrillera, la manera de someterla a prueba.

Las crónicas lo presentan como uno de los principales promotores del trabajo voluntario y quien siempre dio la pauta con su propio ejemplo. Esa congruencia entre las palabras y los actos la demostró no sólo en América Latina sino en África. Su lucha en estos continentes, así como su relación con China, la URSS y los grupos insur-gentes de Indochina, lo convirtieron en un revolu-cionario internacionalista, de tal suerte que alcanzó una clara visión de las condiciones sociales y políticas de los pueblos del llamado Tercer Mundo. También fue un estratega que podía llevar a buen término las tareas más difíciles, por lo que echarse a cuestas el compromiso de la revolución latinoamericana no era una exageración, ni un gesto individualista, sino el resultado de medidas evaluadas y razonadas en el marco de un proyecto mucho más amplio.

Su trato con los camaradas guerrilleros era de fraternidad y firmeza; no exigía más disciplina que la considerada para sí mismo. Solidario bajo principios basados en su moral bolivariana y con un innegable carisma, siempre fue centro de atracción y admiración. Sus intervenciones ante el público eran más reflexivas que entusiastas, sin embargo las masas le respondían con un enorme fervor, y siempre disputó con Fidel, en el mejor de los términos, los más encendidos aplausos. Hoy vemos que la fotografía de Alberto Korda, donde el Che parece mirar al infinito, se ha vuelto universal. Además del fenómeno social y comercial que ha significado y de haberse convertido en el ícono más reproducido en la historia de la humanidad, es, ante todo, una imagen de libertad y esperanza.

El Che conocía desde el corazón del pueblo la lucha de clases que muchos han dado por muerta a cambio de una pretendida “modernización ciudadana”. Su eterno combate lo libró junto al proletariado mundial y en contra del imperia-lismo. La Revolución fue él para una forma de respirar, de sentir, de amar, en fin, la razón de su existencia. Fue un hombre que dedicó los años más importantes de su vida a la lucha por una sociedad sin explotados, socialista, por un hombre nuevo.

En la Revolución Cubana participó desde el diseño de la misma, cuando se reunía con Fidel, Raúl y otros rebeldes en casa de María Antonia González, en la ciudad de México. Después se embarcó en el histórico “Granma” para llegar a costas cubanas desde Tampico, estableciendo un vínculo de luz y rebeldía entre los dos países. Muy joven aún, obtuvo el grado de Comandante en la guerrilla de Fidel Castro y la dirección de todas las células armadas del occidente de Cuba. Desde su práctica de médico, también dio batallas que aportaron su contingente en el histórico triunfo de la Revolución Cubana. En su cargo de Ministro, dirigió enormes tareas colectivas, y sus discursos en foros nacionales e internacionales le valieron su bien ganada fama de hidalgo, el amor del pueblo y el odio del imperialismo y sus esbirros.

En estos 40 años han sucedido muchas cosas en la izquierda mundial, pero gran parte de la obra del Che en la Revolución cubana sigue intacta. Cayó la Unión Soviética y China se globaliza; la izquierda latinoamericana padece lamentaciones y arrepentimientos y en casi todos los frentes ha sido derrotada. Un repunte de participación masiva de la población permitió instaurar, en los últimos años, regímenes de izquierda social que empujan hacia revoluciones socialistas pacíficas. En todas estas luchas se invoca la figura del Che Guevara y los hijos del prócer son invitados honoríficos de gobiernos nacidos de movimientos sociales como Venezuela y Bolivia. Y Cuba, contra viento y marea, sigue siendo socialista.

“El avance al socialismo sólo es posible, con un pueblo consciente de sus tareas y responsabilidades para dirigir la vida económica y social, desde la comunidad en que se vive a lo nacional, pasando por la de los principales centros de producción, sobre la base de que el interés particular o sectorial no deben de privar sobre el general, ni los combates inmediatos oscurecer a las estrategias.”

Ernesto Che Guevara

Hoy, a más de 40 años de Ernesto Guevara de la Serna en el pueblo de la Higuera, su testimonio está más vigente que nunca. El “foquismo” o “guevarismo”, como se le quiso acuñar a su pensamiento, se generalizó durante los 70 y 80 del siglo XX y derivó ya no sólo en guerrilla sino en verdaderos ejércitos del pueblo, como el FSLN, en Nicaragua, y el EZLN, en México. Pero el ideal del Che trasciende incluso a la guerrilla. Su anhelo de transformación engloba a la sociedad en su conjunto. Una Revolución con un Hombre Nuevo: un mundo basado en la igualdad, la fraternidad, el compañerismo, el conocimiento profundo de la naturaleza y la historia. El pensamiento del Che se sigue reivindicando no sólo en los grupos guerrilleros clandestinos y semiclandestinos que atraviesan el continente, sino en cuanta persona honesta que sueña y lucha por revertir las injusticias y las limitaciones que nos oprimen: la rapiña del hombre por el hombre.

Hoy más que nunca reivindicamos la lucha del Che como el más puro legado para las nuevas generaciones. Vaya pues este sentido homenaje a un héroe del siglo que acaba de terminar, cuya flama sigue crepitando en todos los frentes de batalla e iluminando el camino que conduce a la victoria.

“Quiero que te rebeles!” Dibujo de Ben Heine