HABLÁNDOLE AL CHE

 

 

HABLÁNDOLE AL CHE

Leopoldo Ayala (México, 1939)
(Fragmentos)

 

Ha llegado la hora de explicarte.
Me quito esta certeza tuya con palabra a lo futuro.
Que se abra la puerta de tu muerte un instante, que se abran todas las puertas
y brote de sus muros quien no murió y fue enterrado sobre sus labios.
(…)
Haz muerto.
Muerto dicen los que llevan los brazos de tu muerta alegría.
Muerto después de días de incesante caza
bien armada a tus ideas.
Muerto de tus dedos muertos.
Muerto de tus ansias.
Muerto ignorando la sombra de un dios que odia por no confundir ser su misma medida
y arrancar en paño intento de su imagen
lo que tiene de veras.
Suena a golpe todo esto,
también el hacha de oficio del soldado que corta tus manos suena a golpe
y corta las de mi país
y a cadáver suena dentro de ti.
Tantos gestos jóvenes amontonados en todas partes
ya dejan de ser desiertos
y desvinculan su terror en deseo de un deseo
casi aventura del impulso de morir. Son el blanco certero a tus fulgores, Comandante.
Son tu ropa que huella a lo largo
la demencia que dejaste fuga a tu espalda. Son la sordera del egoísmo que no tocó tu cuerpo.
Son tus zapatos de trabajo y tierra, Guevara.
(…)
Ven a ocupar tanto sitio,
que padezca el asesino de América la mirada que te ha dañado
y que quede en el hombre tu mirada.
Qué amor o qué muerte pueden dejar de existir del todo.
No te entierro Comandante.
No te entierro.
Sólo un puñado de tierra arrojo a la herida definitiva de tu pecho
que balancee todo el amor que te compartió.

“Libertad de Expresión” por Ben Heine