EL MURALISTA MEXICANO JOSÉ HERNÁNDEZ DELGADILLO

José Hernández Delgadillo

Por Mario Ramirez

Pepe era de un caracter fuerte, casi hasta regañón como compañero de luchas, pero como director de elaboración de un mural era firme pero suave a la vez.

Las veces que trabajé plásticamente con el maestro, me enseñó mucho de las técnicas de la pintura, del placer de tomar el pincel o la brocha, de los olores de la pintura fresca o de los distintos implementos que generaban una serie de olores frescos del mural de pintura acrílica recién hecho, todo generaba un ambiente creativo que alimentaba de imágenes en el trabajo de Pepe. Era metódico en todo lo que hacia, desde si se realizaba un mural o unas máscaras de resina, hasta si se llevaba a cabo una negociación política.

Recuerdo que antes de entrar a negociar la pacificación de Mesa Larga Hidalgo con un conflicto social tan intenso que se hizo necesaria la intervención del ejército, rodeado el pueblo y funcionarios del estado de Hidalgo esperando, Pepe se recostó sobre de una mesa en un salón vacío que nos había proporcionado el pueblo de Mesa Larga para echar la siesta descansar de un viaje de toda la noche y ahí descansó un rato antes de entrar a las negociaciones, lo que lo dejó totalmente fresco mentalmente para enfrentar el problema que había espantado a los más valientes del Partido Mexicano Socialista, el cual íbamos representando.

Era todo un ejemplo de meticulosidad que reflejaba en su obra, desperdigada por varias partes del continente americano, donde había una lucha social justa, ahí estaba presente el maestro José Hernández Delgadillo. Pero costó caro, pues en cuanto se aparecía una represión a la lucha social apoyada, lo primero que hacía el burro ejército, por órdenes de animales burócratas del Estado, era borrar los murales del maestro. No sabían que borraban parte de la historia del pueblo de México y patrimonio de los mexicanos y ahora con la declaratoria de que el casco de CU de la UNAM con todos sus murales, son Patrimonio de Humanidad, el mural de Delgadillo en el Auditorio de la Facultad de Ciencias es también Patrimonio de la Humanidad.

Recordarlo me llena de optimismo, pues ése era el espíritu que nos transmitía con su arte, con su actitud. Recuerdo los grandes pisales que en más de una ocasión pintó sobre el piso de la Plaza de las Tres Culturas o del Zócalo, el de la Huelga de Bellas Artes, o en las grandes plazas del centro de Guadalajara o en Ensenada, o el mural de Watsonville, California en USA, o el que pintó con la organización Raza Sí de San José, todos sobre el pueblo en lucha. De los grandes muralistas mexicanos sociales el fue el único que logró ser un político de altos vuelos, incluso fue precandidato a la Presidencia de la República Mexicana por el entonces recién nacido Partido Mexicano Socialista, y esta fue la primera y única vez que la izquierda socialista mexicana compitió por la presidencia de la República en serio.

 

Muestra Gramàtica del Ornamento. Repertorio de los siglos XVIII y XIX, foto Ramona Miranda