HOMENAJE A LA CELEBRACIÓN CULTURAL DEL IDIOMA ESPAÑOL, por Jorge Etcheverry

 

Homenaje a la Celebración Cultural del Idioma Español

 

Artículo por Jorge Etcheverry (Chile-Canadá)

Más allá de la participación en una lectura, un texto en una revista, o la publicación de un libro en una editorial chica, lo que aquí se llama small press, no hay otras opciones en Canadá para un escritor de habla hispana. Además de que el idioma es inglés o francés. Lo que no está mal, pero si se trata es de leer o escribir en castellano, se tiene que recurrir a formar primero las instancias, organizar los espacios. No todas las comunidades de habla castellana, formadas básicamente desde la década de los 1970, llegaron con una infraestructura cultural bajo el brazo, si no es por ejemplo la comunidad chilena, originada a partir de los exilados llegados a raíz del golpe del 73. Como en la izquierda chilena siempre tuvo un papel fundamental la cultura, fue relativamente fácil para los escritores chilenos contar con el apoyo de su comunidad y con un público dispuesto. Casualmente, una de las primeras personas que se interesó por la literatura chilena en Canadá fue Margarita Feliciano, que unos años después de encontrarse con estos escritores en Toronto en variadas actividades, publicó en la revista luxemburguesa plurilingüe Nouvelle Europe el artículo “Poetas chilenos en el exilio”, el caso del Canadá, acompañado de textos de Claudio Durán, Naín Nómez, Gonzalo Millán y el autor de esta nota.

Pero no sólo los autores chilenos han tenido la suerte de conocer a Margarita, poetisa, traductora, crítica y académica ítalo argentina residente en Toronto desde hace bastante tiempo; profesora del Glendon College de la Universidad de York en Toronto y fundadora y figura central de Celebración Cultural del Idioma Español (CCIE). Esta organización aparece definida en una crónica del periódico Toronto Hispano, como “una asociación sin fines de lucro, creada en 1992 con el propósito de estimular y de promover la apreciación pública y el conocimiento de las creaciones culturales y artísticas realizadas por individuos de origen hispano residentes en el Canadá y en otros países”, que tendría “el mandato de establecer puntos de enlace con la sociedad canadiense en general mediante la programación de algunos eventos en por lo menos una de las lenguas oficiales del Canadá”, lo que nos lleva al inicio de esta nota.

Estas jornadas anuales de la CCIE han sido una de las tribunas y espacios principales más importantes con que ha contado la literatura y cultura hispánicas made in Canada. Ese papel ha sido inseparable de la manera en que Margarita y sus colaboradores más próximos han sabido posicionar a la Celebración, que se realiza anualmente en Toronto, paralelamente a un festival de cine hispánico (Si Si Cine). Al apoyo de organizaciones de la comunidad hispánica se suma la contribución y respaldo institucional de representaciones diplomáticas y consulares, tanto latinoamericanas como de España; instancias académicas y organizaciones canadienses nacionales y locales de apoyo a las artes. Aparte del aspecto puramente literario, en estas jornadas anuales de la CCIE se han hecho presentes el folklore latinoamericano, el cine, las artes visuales, la artesanía y la gastronomía. El año pasado por ejemplo, le tocó el turno a México, ya que las lecturas y mesas redondas coincidieron con el Día de los Muertos, y se pudo disfrutar de platos y confituras tradicionales, además de contarse con la participación de autores mexicanos de Toronto y México. Más de una iniciativa antológica de poesía ha surgido alrededor de la CCIE, en algún momento estuvo la revista Índigo, que presentaba en inglés y español obra de diversos autores, entre ellos creadores latinoamericanos que viven en Canadá. Más de una vez algunos de estos autores han asistido a congresos y conferencias en distintos países, cuyo contacto inicial lo brindaron estas reuniones anuales en Toronto. Así me ha tocado asistir a eventos en México, Inglaterra, Estados Unidos y Chile, de alguna manera relacionados con la Celebración. Boreal, la antología de poesía latinoamericana en Canadá, de la que soy coautor con el poeta chileno Luciano Díaz, de Ottawa, fue presentada en Toronto en el marco de la CCIE y luego en Carolina del Norte, donde otra vez tuvimos la oportunidad de encontrarnos y alternar con autores conocidos en estos eventos.

Es siempre un estímulo para los autores hispanocanadienses leer y departir con autores consagrados de América Latina y España, valgan por ejemplo los nombres del poeta argentino Luis María Sobrón, la poetisa y ensayista cubana Nancy Morejón y el sempiterno embajador itinerante de las letras y la cultura cubanas Pablo Armando Fernández. Una buena parte de los autores latinoamericanos de Ottawa han tenido la oportunidad de asistir a los eventos anuales de la Celebración.

En momentos en que en Norteamérica la población de habla castellana pasa por momentos decisivos para el establecimientos de sus derechos ciudadanos y la salvaguarda de su idioma y cultura, estos enclaves de preservación y desarrollo de la cultura hispánica en Canadá son cruciales. En vistas al censo de mayo, algunas de las organizaciones hispánicas más importantes y representativas del país están llamando a los hispanohablantes, que algunas fuentes hacen ascender a cerca de un millón, a llenar los formularios, a entregar información que permita hacer saber la presencia y peso reales que tenemos en este país. La realidad de la multiculturalidad y el multiculturalismo canadienses nos dan el derecho a la preservación y desarrollo de nuestro idioma y cultura, lo que justifica nuestra presencia política e institucional en el país. Es en este contexto que en XLII Congreso de la Asociación Canadiense de Hispanistas, del 27 al 30 de mayo del año pasado en la Universidad de York, se hizo un homenaje a la Asociación Celebración Cultural del Idioma Español, mediante una exposición mural y virtual de poesía y arte. El homenaje de la Asociación Canadiense de Hispanistas, el organismo más importante de académicos, docentes, investigadores, estudiosos y creadores del hispanismo en el país, es una suerte de espaldarazo oficial a nivel institucional universitario, tanto para la CCIE como para la infatigable y talentosa Margarita Feliciano, fuerza motriz y central de esta organización en todos estos años.

 

Detalle de una excelente escultura del maestro Bill Reid, escultor de las Primeras Naciones del Canadá, toma en el museo de la Universidad de British Columbia por Kazuyoshi Tlacaelel (México-Japón)