Núm. 42 – Sobre los libros, abril del 2000, EL LIBRERO MARK FOURNIER, entrevista por Rubén del Muro

Entrevista con Mark Fournier, librero y promotor de las culturas latinoamericanas
y asiáticas en Vancouver.

Entrevista por Rubén del Muro

En la lejana y gélida ciudad de Vancouver, entre sus tortuosas calles céntricas
y la geometría de los voluminosos corporativos, hay una librería pequeñita
que sirve como refugio para aquellos inmigrantes, exiliados, poetas e indígenas,
quienes simplemente han dejado algo atrás. Aquí, entre la herencia y las nostalgias
de un pasado vivo, uno puede reencontrarse con los viejos amigos, continuar
con esos sueños y disfrutar de los inseparables lazos que te iluminan en este
instante que es la vida.

R: Y, dime, Mark, ¿cómo es que decides ser librero?

MF: Pude haberme dedicado a la industria editorial o a la culinaria.
La industria del libro, entre las artes, es una de las últimas con gente con
valores dentro de ella. La industria musical está totalmente regida por mafiosos
o por la publicidad; la industria alimenticia está completamente controlada
por grandes compañías químicas, entonces, de esta manera, no tenía mucho de
dónde escoger.

R: Como librero, promotor y generador de cultura ¿cuál es tu propuesta?

MF: Bueno, en este momento estamos en una era muy interesante, de los
Estados Unidos viene una cierta ola de información que algunos de los otros
países occidentales tratan de emular: estamos entrando en una revolución
donde los periódicos vienen a desaparecer, pero de acuerdo con los números,
las compañías papeleras están consiguiendo más ganancias que las compañías
de Internet en este momento. Nunca antes ha habido tanto papel impreso, estamos
tratando con materia impresa cuando tratamos con libros.

Creo que es interesante ser alguien que se dedica a promocionar libros en
medio de este despliegue de información electrónica. La historia nos ha demostrado
que cuando un nuevo sistema llega, nunca reemplaza al anterior, pero encuentra
su propio lugar. La librería que he creado es la antítesis de las grandes
corporaciones, ya que es de especialidades. En una ciudad como Vancouver,
donde uno se puede percatar de que hay gente de todo el mundo, he decidido
crear un librería híbrida donde se puedan encontrar libros en diferentes idiomas
y libros para aprender estos idiomas; pero también incluyendo los otros idiomas
e imágenes universales: cosas sobre cinematografía, fotografía, diseño, etc.

R: En este momento estamos en medio de una revolución tecnológica.
¿Cómo afecta esto a la industria del libro, principalmente a las pequeñas
librerías? Se ha vuelto aún más difícil crear nuevos espacios y oportunidades?

MF: Yo diría que son menos obvias, pero que aún existen. Las pequeñas
librerías que no ofrecen ninguna especialidad son las que están cerrando.
Al mismo tiempo aquí en Vancouver hay librerías dedicándose sólo a libros
de cocina, New Age o espiritualidad y sus ventas han aumentado. Lo
que vemos son megalibrerías manejando los gustos y el mercado para las masas;
pero que dejan afuera las especialidades, ya que para ellos es pérdida de
tiempo, no es redituable, no tienen a los expertos y no lo pueden sostener.

También hay diferencias culturales, los idiomas y las culturas que represento
en mi librería son culturas con una muy fuerte relación e historia, con cierto
tipo de `librerías`, la mayoría de la gente de ascendencia europea,
francesa, italiana, española, o incluso japonesa tiene una fuerte relación
con el papel. Yo no creo que la gente en Portugal, España, México, Colombia
van a acoger el libro electrónico inmediatamente, lo dudo. Creo va a ser práctico
en pequeñas cosas, pero no creo que la toda la gente corra al Internet a bajar
un libro de García Márquez cuando salga. Deseo crear una pequeña librería
con ambiente agradable, ameno y un poquitín desarreglada; que sea lo opuesto
a las megalibrerías las cuales no tienen ambiente, esto hace una gran diferencia.

R: ¿Cuál es tu opinión de la comunidad Latinoamericana aquí en Vancouver?

MF: Antes que nada, la comunidad latinoamericana de Vancouver es muy
diversa. Una de las cosas que tiene en común es el idioma que, de cierta manera
los une. La comunidad hispano hablante es algo única, como la portuguesa,
en el sentido de que en el entorno del nuevo mundo es más grande en número
y casi más fuerte culturalmente que en las raíces de su nacimiento.
Los escritores latinoamericanos han empezado a desempeñar un buen papel en
España, cosa que es muy buena, pero antes solía haber un complejo de inferioridad….
eso lo podías ver aquí también, donde la comunidad solía estar bien dividida.
Una cosa que es única, es el fuerte apetito por libros de auto ayuda; creo
que el motivo principal de esto es la proximidad con los Estados Unidos. Además
uno puede ver este fenómeno con el francés en Quebec, donde el Quebec es un
gran productor y consumidor de libros de auto ayuda, espiritualidad y New
Age. Esto también lo puedes ver en México, donde hay cuatro casas editoriales
especializadas en este campo, en Colombia y en Venezuela, pero cada vez más
al sur hay menos y menos lectores de este tipo de literatura.

R: Tú también eres miembro y organizador del Festival Internacional
de Escritores de Vancouver, me puedes decir ¿cómo ha sido tu experiencia trabajando
con escritores latinoamericanos?

MF: A través de la librería o del Festival de Escritores he invitado
algunos escritores hispano hablantes. Hace ocho años, Guadalupe Rivera Marín
fue la primera en venir, esto fue posible durante la inauguración de la sección
de español de la librería en la cual solía trabajar. Ella es toda una dama
y atrajo mucha gente. Otro escritor fue Alberto Ruy Sánchez, quien participó
en varios eventos en francés, español e inglés del festival. El año pasado
tuvimos a Alberto Guzmán de Guatemala y que ahora vive en San Francisco, el
hizo una versión del Popol Vuh. Cuando estas tan lejos como en Vancouver
necesitas traer un nombre para atraer a la gente. Hemos tratado de traer a
Homero Aridjis, pero es sumamente difícil, es una persona muy ocupada. Personalmente
me gustaría que viniera a Vancouver, pero hay veces que hay más cuestiones
de logística que algo más. Eduardo Galeano ha confirmado y cancelado varias
veces. Sabes, Vancouver está muy lejos y está en medio de la nada, pero al
final de todo, esto lo hace muy difícil y especialmente costoso para traer
escritores, pero vamos a continuar con esto.

R: Haz tenido la oportunidad de ir a varias ferias de libros en Latinoamérica,
platícanos tus experiencias…

MF: Siempre ha sido interesante asistir a esas ferias, especialmente
cuando te dices un marchante que vende libros en español en Canadá. Para empezar
hay que decir que para la mitad de los libreros que encuentro esto no tiene
ningún y entonces no te creen. Hay veces que empleo más tiempo explicándoles
lo que estoy haciendo que logrando que las cosas salgan como quiero. Además,
para mucha gente absolutamente no tiene ningún sentido que alguien en Vancouver
con nombre francés venda libros en español; la gente que vive en un ambiente
totalmente hispanohablante no logra entender esto. Es muy graciosa esta situación
y crea una atmósfera interesante. Conozco a mis escritores y quiero descubrir
algunos otros, entonces voy directamente a ellos o a veces con el publicista
y después de esto sólo son números.

R: Mucha gente parece que todavía no logra darse cuenta de la importancia
del español en los Estados Unidos y en Canadá. ¿Podemos decir que eres una
especie de descubridor de talentos en esta era del renacimiento del español?

MF: Oh.. no de ninguna manera, todavía tengo mucho que aprender. Por
ejemplo trajimos una vez a Paco Ignacio Taibo II y con el descubrí todo un
nuevo tipo de literatura hecha en la Ciudad de México que nos presenta los
choques entre comunidades y todo ese submundo. Uno puede encontrar gente establecida
en cualquier lugar, pero a mí realmente me gusta cavar y ver lo que hay detrás,
ver quién es el escritor, qué está proponiendo. En España hay un escritor
que escribe en catalán a quien, en lo personal, admiro por su estilo… esto
es lo que lo que debo de hacer cuando voy a estas ferias, descubrir estos
pequeños tesoros, traerlos aquí y sugerírselos a la gente que nunca ha escuchado
de ellos. Y por que tu hayas nacido en Chile hace veintiún años significa
que sepas lo que está ocurriendo en este momento en el mundo literario de
Santiago. De esta manera creamos una situación muy graciosa en la que hay
una persona que no habla español como lengua materna, es quien les está sugiriendo
escritores de su país de origen. Esto es algo típico y natural de Vancouver.

R: Mientras divagaba y husmeaba en tu librería me encontré a un escritor
Vasco, Bernardo Atxaga, y eso realmente me interesó pero, sobre todo, me estaba
preguntando si también es que manejas otras lenguas, es decir, lenguas minoritarias,
algunas lenguas indígenas…

MF: Pienso que es sumamente importante. Hay un hecho que viene con
la inmigración y que es muy interesante de observar, por ejemplo: Alguien
nacido en Venezuela con cierto status y clase social se muda a Vancouver;
tiempo después de estar lejos empieza a extrañar su cultura y sus tradiciones,
después de esto, empieza a descubrir más de su cultura. Hay veces que aprendes
más de tu propia cultura afuera que estando dentro de ella. Latinoamérica
está muy estratificada socialmente y, a veces, no es muy fácil para cierta
gente husmear dentro de otras clases. Puede ser difícil, pero retirándote
y viendo con un ojo a distancia, uno puede adquirir mayor conciencia de la
realidad de donde uno viene.

 

El librero franco canadiense Mark Fournier