EL ARTE EN LA OBRA DE NORMA MARTINEZ, por Luis Ángel González Rocha

EL ARTE EN LA OBRA DE NORMA MARTINEZ

 

Autor: Luis Ángel González Rocha.

 

Hace algunos miles de años, el filósofo griego Aristóteles aseguraba que el imitar es algo inherente en el ser humano, prácticamente desde la más tierna edad. Si bien tal afirmación surge de su tratado sobre la poesía, no resulta desatinado aplicarla a otras ramas artísticas. Se cita el texto en cuestión:

En total, dos parecen haber sido las causas especiales del origen de la Poesía, y ambas naturales: 1. ya desde niños es connatural a los hombres el reproducir instintivamente; y en esto se diferencia de los demás animales: en que es muy más imitador el hombre que todos ellos, y hace sus primeros pasos en el aprendizaje mediante imitación; 2. en que todos se complacen en las reproducciones imitativas.

Aprendizaje e imitación van de la mano en las ideas de Aristóteles y en ambos tópicos va implícita la cuestión de la naturaleza, pues como señala unas líneas más adelante:

Siéndonos, pues, naturales el imitar […].

Así pues, esto podría traer a colación la tesis de que el arte imita a la vida. Considerándose lo ya expuesto, siendo una cuestión natural. Quizá una buena prueba de su veracidad pudiesen ser las pinturas rupestres, que al parecer reproducen actividades diarias, pero además el entorno en el cual nuestros ancestros se desenvolvían. Conforme el arte fue evolucionando, se ha ido tornando cada vez más abstracto y profundo.

En la obra de Norma Martínez predomina Chicontepec, Veracruz, sus paisajes, la imagen de su gente, una visión de su vestimenta, sus actividades diarias, su vivir. Sin embargo, ¿Es otra evidencia de que su trabajo es una imitación de la vida? En realidad, afirmar tal cosa sería injusto hacia sus bellas piezas artísticas, ya que implicaría reducir su labor a una mera imitación, cuando en realidad cada pintura lleva dentro de sí una visión única de la artista.

Pueden citarse las palabras de Oscar Wilde tomadas del prefacio a su obra El retrato de Dorian Gray:

El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte. […]El artista puede expresarlo todo. […]Todo arte es a la vez superficie y símbolo. […]Los que buscan bajo la superficie, lo hacen a su propio riesgo. […]Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el arte.

Norma Martínez ha logrado a lo largo de su carrera crear cosas bellas, ha conseguido expresar un sinfín de ideas, le ha dado voz a su pueblo. Posee una visión que le permite captar lo invisible, plasmándolo de manera majestuosa en el lienzo y es en parte por esto, que su obra va más allá de captar escenarios cotidianos, debido a que ha extraído la esencia de Chicontepec y al mismo tiempo, lo ha sabido personalizar, a tal grado que ella ha roto con lo dicho por Wilde: no oculta su persona, no cae en el anonimato. Es una sola con su arte. Definir todo esto como una imitación de la vida, reitero, resultaría en algo escuálido.

¿Es posible, como también afirmaba Oscar Wilde, que la vida imite al arte? Habría que ir un día a Chicontepec y mientras se camina entre sus frondosos árboles, se respira su aire puro, se contemplan las nubles esparcidas a lo largo del cielo azul, encima este de una red de cerros, se convive con sus habitantes de complexión saludable y robusta, ojos vivaces, portadores de una bella y ancestral lengua, con tradiciones no menos significativas, la obra de Norma Martínez le acompañará a cada instante. Jamás he tenido la oportunidad de visitar este magnífico lugar y, sin embargo, una diestra y maravillosa mano a cargo de un pincel me ha permitido dar una descripción de tal índole. El arte se ha impuesto sobre la vida.

Luis Ángel González Rocha.

Lic. En Historia por la Universidad de Guanajuato.

 

Obras pictóricas de la maestra Norma Martínez, pintora mexicana indígena de origen nahua