DESDE EL 68 Y DESPUÉS DEL 68: CONSTRUYENDO EL PODER POPULAR

Desde el 68 y Después del 68: CONSTRUYENDO EL PODER POPULAR

Artículo por Arturo López Cándido

“Los filósofos hasta el momento han interpretado la realidad, se
trata de transformarla”
Marx

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan
un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”
Bertold Brecht

El 68 nos recordó que es preciso atender las necesidades del cambio
social, entender la historia presente y establecer la acción correcta.
En estos años hemos aprendido que las clases sociales en
movimiento representan historias vivas y significativas. Esto nos
ha llevado a la conclusión de que la perspectiva histórica debe
tener el propósito de ver las cosas en movimiento desde el punto
de vista de la clase trabajadora y las mayorías en nuestro país.
Aun más, hemos aprendido del pasado y aceptamos por fin que sin
memoria no es posible una nueva historia.

El descifrar, antes y después del 68, la ideología política, la lucha
social, los movimientos sociales, los medios masivos de comunicación
en los que sustenta su poder la burguesía, constituye la primera
fase del quehacer de la acción revolucionaria que servirá para
identificar las tareas de cambio estructural y los cambios que se
requieren.

Desde el 68 y antes se ha argumentado si es o no posible hacer la
revolución utilizando el andamiaje de las leyes de la democracia,
instituida por la burguesía. Pierde validez tal alternativa cuando
se trata de instituir sobre la factibilidad de su ideología de dominación
una base para defenderse de su ofensiva ideológica de clase.
En otros términos, no es posible transformar la sociedad agitando
la bandera de la burguesía.

Puede uno preguntarse si en última instancia esta actitud no significa
que el antagonismo, identificado a nivel de discurso como el
enemigo de clase, deja de existir cuando dicho enemigo de clase se
reviste de su poder oculto de dominación, y hace creer que puede
jugarse el juego de la conciliación y de la paz social. Esta perspectiva
refleja la práctica social de la burguesía y jamás la práctica
social del pueblo. Es decir, se trata de hacer de la lucha social de
las masas un instrumento hacia el cual la práctica social de los
grupos dominados se dirija y que el mensaje llano desde arriba sea
eliminado, dado que el pueblo mismo es el más genuino generador
y el actor de los mensajes que le son destinados.

El objetivo fundamental que cristaliza la inspiración de la política
nueva, de toma de decisiones de las masas, es hacer del pueblo el
protagonista principal de su propio destino en la lucha de clases:
se trata de devolverle el habla al pueblo.

Por lo tanto la teoría no puede desligarse de la práctica y menos
aun pretender guiar o moldear el proceso práctico desde fuera. Así
es que hay que entender a nuestro juicio, las tantas veces citadas,
e incomprendidas Tesis XI de Marx: “Los filósofos se han limitado
a interpretar el mundo de distintos modos, pero de lo que se trata
es de transformarlo.” Aunque esto no significa que hay que renunciar
a la teoría revolucionaria. La introducción a la praxis como categoría
central no sólo significa reflexionar sobre un nuevo objeto
sino fijar asimismo el lugar de la teoría en el proceso práctico de
transformación de lo real. Este concepto, determina la naturaleza
y función de los distintos aspectos del marxismo como crítica, proyecto
de emancipación, conocimiento y vinculación con la práctica.
El marxismo es una crítica a lo existente: la realidad del capitalismo;
las ideas (falsa conciencia) o ideología con la que se pretende
justificar esa realidad y los proyectos o programas que sólo
persiguen reformarla. Aunque la crítica marxista tiene por base la
explicación de los males sociales del capitalismo, fustiga estos
males y condena al sistema, a la realidad económica y social en
que se dan.

El marxismo no es sólo una crítica al capitalismo, sino a la vez el
proyecto de una sociedad emancipadora en la que se aspira a realizar
los valores degradados e irrealizables en la realidad criticada.
Para Marx se trata de una sociedad en la que los hombres determinan
sus condiciones de existencia: con una fase superior o un
reino de la libertad sin clases, sin Estado ni relaciones mercantiles
y con una distribución de los bienes conforme a las necesidades
de los individuos; y una fase inferior, o de transición en que dicha
distribución se hace conforme al trabajo que aporta cada quien.
El pensamiento de Marx mantiene en pie sus tesis y previsiones
acerca de la explotación y mercantilización creciente de la producción,
la concentración cada vez mayor de la riqueza, la progresiva
limitación de la concurrencia y la correspondiente eliminación de
la mediana y pequeña industria, la transformación de la ciencia en
fuerza productiva, su conocimiento descubre lo realmente existente
en un campo de posibilidades de desaparición del capitalismo,
así como otra alternativa social.

Por su contenido científico, el marxismo trata de fundamentar racionalmente lo expuesto arriba y de orientar la práctica necesaria
para convertirla en realidad, es por ello que la unidad de un conocimiento
práctico y de una práctica conciente, es necesario pensar
en el mundo para poder transformarlo, pero esto no basta conocerlo,
para garantizar su transformación; esta cuestión no es una
cuestión teórica, sino práctica.

El hecho de anunciar y examinar las medidas que impulsa un gobierno
para definir si es de derecha o izquierda, genera ambigüedad,
al hacer creer que el único o principal actor del cambio es la
entidad gubernamental. Esta es una concepción particular y muy
burguesa de la política, pues quien hace los grandes cambios y
transformaciones son las masas organizadas.

¿Cómo devolverle el habla al pueblo, su cultura y economía? Es
preciso vincular la lucha popular con las iniciativas populares que
van generalizando el proceso revolucionario, jornadas de trabajo
voluntario, gestión popular, acercamiento completo entre los diferentes
sectores del proceso de cambio, he aquí algunas experiencias
que testimonian la práctica social del pueblo.

Es necesario plantear propuestas en lo económico, lo social y lo
político pero también en la cultura, el arte y la ideología. Recordemos
a Bertold Brecht, quien resalta la importancia de la cultura
política: “El peor analfabeto es el analfabeto político. / Él no ve,
no habla, no participa de los acontecimientos políticos. / Él no
sabe que el costo de vida, el precio del frijol, del pescado, de la harina,
del alquiler, del calzado o de la medicina, dependen de decisiones
políticas. / El analfabeto político es tan burro que se
enorgullece e hincha el pecho, diciendo que odia la política. /
No sabe, el muy imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta,
el menor abandonado, el asaltante y el peor de todos los
bandidos, que es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales
y multinacionales.”

Lo medular de estos planteamientos, es defender el sitio que ocupa
el pueblo en el centro de la lucha de clases, en la medida que éste
exige reinscribir la historia del pasado y del presente. A la luz de
este concepto, cambiando el signo de la gesta burguesa, hace falta
que la historia de las clases trabajadoras remate en una victoria
electoral y la iniciación de un proceso revolucionario.

El proceso electoral del 2006 en México fue muy aleccionador y puso en evidencia las debilidades y fortalezas de la izquierda, así como de las
fuerzas democráticas de nuestro país, y solamente en el proceso
electoral. Es acontecimiento mayor que nos demostró que hay que
tener estructura electoral y estructura partidaria; unidad y un movimiento
social sólido y al pueblo organizado. Si esta unidad no se realiza, no arribaremos al poder político en el 2012. Con estas estructuras
organizativas sí podríamos enfrentar las políticas económicas
sociales y culturales del gobierno espurio que van en contra
del pueblo y ser ejemplo de resistencia civil y de movilizaciones políticas
para frenar las políticas antipopulares del gobierno de Calderón.

En estos casi dos años de lucha de resistencia ante las políticas
del régimen espurio, se destaca el proyecto más ambicioso que
haya tenido la izquierda y las fuerzas progresistas y democráticas
de nuestro país en la historia, en donde la izquierda ha jugado un papel significativo en la denuncia de las políticas reaccionarias en contra de los trabajadores de nuestro país, en contra de la represión que han sufrido los diferentes sectores de la población, de las decenas de asesinatos políticos contra quienes han denunciado las acciones antiobreras de Calderón, los cientos de presos políticos que ya están en las mazmorras de la burguesía, la cercenación de contratos colectivos, los despidos masivos.

Se han promovido miles de amparos contra la Ley del ISSTE, ha promovido la defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores a organizarse y quitarse el control estatal que no respeta su independencia. Por ello exigimos que se termine con la sobre explotación laboral y demandamos una mejor distribución de la riqueza así como romper con la imposición de salarios de miseria. Y cuando los trabajadores alcen la voz por la defensa de sus derechos, estaremos con ellos, denunciando al capitalista y a su gobierno por la represión que los trabajadores son objeto de manera abierta o encubierta.

Nos pronunciamos en contra de la depredación de nuestros recursos
naturales por parte de la gran industria y de la venta de nuestros
recursos naturales, nos oponemos a los intentos del Gobierno
Espurio en alianza con el PRI-AN por privatizar nuestros energéticos.
Nos manifestamos por la defensa de los recursos naturales de
nuestro país. Por eso la importancia de organizarnos en torno a la
defensa del petróleo y la electricidad que hoy la burguesía, representada
por el PRI-AN, pretende vender a los grandes capitales
cuando es propiedad de todos los mexicanos.

Para ello, los capitalistas poderosos buscan las famosas reformas
estructurales, para apoderarse de los bienes del pueblo y del territorio
mexicano con el objeto de lograr la sobre explotación de nuestras
riquezas y obtener grandes ganancias que enriquezcan y
revaloricen al gran capital, aunque arrastren con estas políticas
económicas a millones de mexicanos a la miseria, y al país, a la
quiebra. No han creado las suficientes fuentes de empleo en prometidas
campañas, vergüenza deberían tener de que miles de mexicanos
emigran a los Estados Unidos y que el país base su
desarrollo en las remesas de nuestros connacionales. Esta política
está condenada al fracaso.

Por esto nos oponemos rotundamente al Tratado de Libre Comercio;
pedimos que la parte agropecuaria se retire de dicho tratado,
ya que la independencia alimentaria de nuestro país está en juego
y es un aspecto de seguridad nacional, pues el desarrollo, el progreso
y el crecimiento económico está en riesgo. Pedimos a Calderón
que declare la moratoria a la deuda externa y se renegocie para
garantizar un futuro desarrollo económico.

En nuestro país permea la corrupción en todas las instituciones,
unas con menor y otras en mayor grado, están involucradas hasta
los tuétanos. Por eso el llamado generalizado al pueblo para transformarlas
y crear otras nuevas que representen los intereses legítimos
del pueblo, como lo ha manifestado nuestro Presidente
legítimo, el Lic. Andrés Manuel López Obrador: un nuevo gobierno
en donde exista una verdadera impartición de justicia y se borren
de la escena las instituciones que están impregnadas de corrupción
y se formen otras nuevas.

El gobierno actual pretende imponernos, en alianza con el PRI-AN,
una reforma judicial en donde pretende restringir los derechos humanos,
políticos y sociales que tenemos. Intenta judicializar la actividad
política y social y tratar a los dirigentes políticos y sociales
como delincuentes comunes. Para muestra un botón: a los compañeros
de Atenco los sentenciaron a muchos años de cárcel por defender
sus tierras contra una injusta expropiación e impedir que
se les impusiera un aeropuerto (los trataron de obligar a vender
sus tierras al mísero precio de $ 7 pesos el m2).

Está muy claro como el Gobierno Espurio firmó un tratado de cooperación
con los norteamericanos, y pretende implementar una
ley diseñada en Estados Unidos con pretensiones de controlar al
pueblo en el caso de estallido social y para salvaguardar la seguridad
nacional de los gringos. Esto es lo que representa el “Acuerdo
para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte” (ASPAN) y
la iniciativa Mérida (Plan México). Este aspecto lo queremos ponderar,
pues existe la posibilidad de la colombianización de nuestro
territorio nacional, con el pretexto de “combatir al narcotráfico y
al crimen organizado”. Esta reforma judicial fue elevada a rango
constitucional: allanamiento de morada, detención de personas sin
orden de aprehensión de un juez, el arraigo preventivo, la incomunicación
de detenidos, la intervención de llamadas telefónicas, correos
electrónicos; en el fondo lo que se pretende ante cualquier
brote de descontento y organización popular es aplastarlo no importa
que dichas expresiones provengan de la vía pacífica, civil,
política o militar; pues su manejo de la “contra insurgencia” no
distingue la protesta social de la subversiva.
Es necesario resaltar que nuestra fracción parlamentaria se ha
pronunciando en contra de cualquier iniciativa de ley de las
fuerzas reaccionarias, llámese Ejecutivo Federal o PRI-AN
que estén en contra de la clase trabajadora.

El proceso de desnacionalización y globalización de la economía,
trajo consigo la organización de diferentes sectores del pueblo, la
posición de los movimientos más recientes en nuestro país se han
caracterizado por el predominio del pueblo trabajador y en el enfrentamiento con el régimen por mejoras en su nivel de vida. Dicho
conflicto ha permitido avanzar en sus demandas y en la articulación
y solidaridad de los propios movimientos, con la perspectiva
de acumulación de fuerzas para las futuras luchas, en las que se
incorporan ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil y nuevos
actores sociales, con la idea de fortalecer la lucha social colectiva
en donde está incluida la partidaria o no partidaria. Se trata
de un movimiento popular pluriclasista.

Dichos referentes nacionales como la APPO que se caracterizó por
defender los derechos políticos y sociales del pueblo de Oaxaca, la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que ha
denunciado el charrismo sindical y se pronuncia por democratizar
su sindicato, el Frente Sindical Mexicano, que se ha destacado por
la lucha contra la privatización y desnacionalización de los energéticos
y las organizaciones campesinas que resisten las políticas
neoliberales que han destruido la economía en el campo. Han surgido
a lo largo y ancho del país, organizaciones en defensa de la
economía familiar, de la resistencia obrera, en el Sindicato Minero
Metalúrgico, se han organizado para defender sus derechos laborales,
e incluso condenar el asesinato de mineros. La resistencia de muchos sectores de la población está latente.

No se queda al margen de la lucha cotidiana donde participa el pueblo, pues consideramos que esta lucha de clases es el preparativo para arribar al poder político en el año de 2012. Existen las condiciones objetivas para lograrlo, ya que estamos construyendo esta lucha casa por casa, fábrica por fábrica, ejido por ejido, universidad por universidad; en pocas palabras, en
todos los rincones del país. Esta es la consigna de nuestro Presidente
legítimo, el Lic. Andrés Manuel López Obrador.

Estamos en una campaña nacional de afiliación y credencialización
que nos permita el reclutamiento de nuevos cuadros políticos que
se incorporen tanto a las tareas partidarias electorales como a las
que estén vinculadas a las organizaciones de masas. De esta
manera establecernos territorialmente en todo el país una campaña
que nos garantice la movilización política, la difusión y solidaridad
con la lucha del pueblo, denunciar las iniciativas de ley impulsadas
por el ejecutivo y el parlamento que estén en contra de las clases
populares; exigir el respeto a los derechos humanos y a las
libertades políticas y sociales, así como denunciar la represión de
que son objetos el pueblo y las compañeras y compañeros luchadores
sociales, denunciar cualquier acto de corrupción en nuestras
instituciones de gobierno. Y no se nos debe olvidar la lucha de
nuestros presos de conciencia, es así como surge el Frente Nacional
Contra la Represión (FNCR).

Las elecciones del 2006 nos enseñaron que, en lugar de buscar
cargos en el posible gobierno por ganar, debemos entender que no
estuvimos a la altura de los acontecimientos y circunstancias. Hoy
nuestro presidente legítimo ha recorrido todo el país, municipio
por municipio, para definir las tareas del movimiento y organizar
territorialmente la resistencia en contra de las políticas neoliberales
del presidente espurio y preparar la defensa de la industria
energética, creando los Comités en Defensa del Petróleo, en el
marco de la creación de un referente nacional que estamos construyendo
como organización popular y que es la Convención Nacional
Democrática. Esta iniciativa tiene como objetivo organizar
a los ciudadanos con partido o sin partido para la movilización política
y la resistencia civil en contra de las iniciativas del gobierno
espurio en esta etapa, y en los procesos electorales se convertirá
en estructura electoral y territorial, pero también en defensora del
voto. Nosotros asumimos, como tarea fundamental, el control de
nuestro territorio, convertirnos en propagandistas y organizadores
del proyecto socialista que estamos impulsando con diferentes
fuerzas políticas. Consideramos que el socialismo es la única salida
que tenemos los pueblos y nuestro país para resolver la crisis
a que nos orilló el capitalismo. Después de las grandes movilizaciones
del Movimiento Estudiantil del 68, del CEU y el CGH, y la
Campaña Presidencial del Lic. Andrés Manuel López Obrador, La
Convención Nacional Democrática ha convocado a las más grandes
movilizaciones políticas que han existido en nuestro país y consideramos
que ése es el camino para derrotar a la burguesía y su gobierno.

Dibujo del maestro José Hernandez Delgadillo sobre el 68 Mexicano

Imagen de Judith Reyes en la cárcel, en la portada de un interesante libro sobre su entorno y su vida