Núm. 13 – Defensoría de la Palabra Publicación de noviembre, 1997. Entrevista con Paco Ignacio Taibo II

Entrevista con Paco Ignacio Taibo II

Entrevista por José Tlatelpas
Entrevista realizada a Paco Ignacio Taibo II, con motivo del

Vancouver International Writer’s Festival.

– ¿Dentro de tus novelas eres un criminal, un policía o un espectador?

– No, yo soy un ciudadano de la venganza organizada… Creo que la literatura que yo he hecho en estos últimos años tiene que ver con éso, el retorno de la patada por parte de los eternamente madreados mexicanos. El ajuste de cuentas contra el sistema. Yo creo es lógica de la literatura a manos de la cultura más urbana y más ligada a la literatura policíaca.

– He visto que, dentro de los crímenes en los que has estado involucrado, te he visto perseguir a la masa de los lectores, es decir, como una masa virtual o como una masa fantástica. Entonces que rollo en tus novelas, eres periodista, tira, bandido, o investigador? Porque perseguir en este contexto es también una manera de perseguir el corazón de los lectores o del pueblo. ¿O bien, mas preguntas…. de qué manera estás involucrado en crímenes amorosos con tus lectores?

– Sí, hay una batalla, yo mantengo una relación muy emocional con la gente para la que escribo y es claro que me interesa. Unos escriben para gente real, pero sobre todo cuando partes de una literatura, como la literatura policíaca que yo hago, que tiene un nivel de enfrentamiento muy fuerte en la sociedad mexicana, el lector toma partido y yo tomo partido con él.

– Es decir, entre los partidos que tomamos, Montemayor, yo creo que él, por ejemplo, toma un partido por la justicia popular y eso lo hace, para mí, interesante.

– Y le tengo un gran respeto como narrador porque pienso que es esa una de sus extraordinarias habilidades.

– ¿Qué tanto crees que la fantasía altera la realidad, la transforma o la mejora?

– Yo creo que cada novela muestra su versión, y lo creo

plenamente en el sentido que entra por el corazón del lector, el alma lector la transforma, la inquieta, la afecta. Y creo que sí hay una forma de transformación y un espacio pequeño en el espacio de la educación de las emociones o la percepción de la realidad, pero sin duda lo hace.

– Yo creo que la literatura misma, la literatura policíaca constituye en sí misma una prisión, una prisión que tiene rejas. En esta cárcel, ¿cuáles crees que son los límites que tienen los lectores?

– Creo que es un problema de autores más que de lectores. Los autores han querido verse en trampas como quien suele ser muy esclavo de la estructura anecdótica, muy obligado. Como una anécdota es una literatura que tiene una arquitectura formal muy fuerte, tienes que establecer la historia y crear los enigmas, darles desarrollo, darles solución de salida y dentro de esta arquitectura formal tan fuerte, a veces sientes que hay un poco de estructura carcelaria y armada; pero por otro lado es una literatura francamente libertadora, el sentido en que está constantemente invitando al lector a ir mas allá de los límites de la realidad, yo creo que es esta la paradoja que la hace bien interesante.

Estamos en esos límites, de la ficción delictiva, etc; pues estamos entre “tiras, tehuacanazos, policías, criminales, etc…. Algo imprevisto interrumpe la entevista. Paco Ignacio Taibo II mueve sus ojos con velocidad, hábilmente tira en un rincón la falsedad y la indignidad. En su puño, guarda como defensa un trozo de bandera anarquista y me mira de reojo. Y lo entiendo. Es un gesto de solidaridad. Rápido, entender. Ya, aquí la banda de los lectores y los escritores contra el imperio. ¿La recompensa? Un millonario botín de luz.

Obra de la maestra Leticia Ocharán, con los colores de su espíritu.