EL PROYECTO ZACATECAS, ASPECTOS GRAFEMÁTICOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA

EL PROYECTO ZACATECAS

Artículo por Alberto Gómez Font

(Coordinación de propuestas acerca de los aspectos grafemáticos de la lengua española)

Zacatecas, martes 8 de abril de 1997

En 1990 se celebró en Madrid un congreso internacional organizado por la Agencia EFE y titulado “El español en las agencias de prensa”. Revisando hace unos días el libro de actas, publicado en 1991, vi que entre las conclusiones-intenciones finales había una en la que se recomienda la elaboración de un libro de normas de redacción que sirva para todas las agencias de prensa que redactan noticias en español.

En ese mismo libro de actas puede leerse el pequeño debate que hubo en el congreso sobre qué es un “Libro de estilo”, y el acuerdo final de que al referirnos sólo a las normas para el correcto manejo del español en la prensa no debemos hablar de estilo, sino de normas de redacción, ya que la ortografía, la sintaxis, el diccionario de dudas, las listas de siglas y las de topónimos, que viene a ser el contenido de un libro de ese tipo, no tienen nada que ver con el estilo.

Dos años más tarde se celebró en Sevilla el “Congreso de la Lengua Española”, donde se gestó éste de Zacatecas. Allí, en la sección dedicada a “La lengua española y la prensa escrita”, Milagros Sánchez Arnosi presentó un “Informe sobre los libros de estilo” y dijo que “sería deseable una total puesta en común de todos los periódicos que han elaborado un libro de estilo, con el fin de unificar criterios, mejorar la prensa en la lengua escrita, contribuir de manera conjunta al decoro del idioma y, en definitiva, a una mejor competencia lingüística”. En esa misma sección del congreso, Clara Eugenia Lázaro Mora, correctora de estilo del diario ABC, solicitó “la ayuda y colaboración de la Real Academia Española” y pidió que esa institución llevase “cuanto antes a la práctica su idea de reunirse con los medios de comunicación para elaborar entre todos, y bajo su coordinación, un conjunto de normas periodísticas específicas para el lenguaje periodístico, es decir, un Manual de Estilo para todos los medios de comunicación españoles y, si es posible, también hispanoamericanos “.

Y quien ahora les habla se atrevió, en ese mismo congreso, a proponer la elaboración de un cóctel en el que los ingredientes fuesen todos los manuales y normas de redacción periodística existentes, que, una vez bien mezclados en la coctelera, diesen como resultado una mezcla homogénea que sirviese para unificar criterios y evitar la dispersión y la fragmentación del español periodístico.

Y en esas dos ocasiones ocurrió, como tantas otras veces en situaciones semejantes, que las conclusiones-intenciones-proyectos con los que se clausuran los congresos, nunca llegaron a ser una realidad.

Una vez explicado esto espero haber conjurado la posibilidad de que el proyecto que estamos presentando se quede también en esa situación de proyecto que no llega a ser algo más, que no se lleva adelante hasta el final feliz en el que nos llaman por teléfono de la imprenta para avisar de que ya podemos ir a regoger los primeros ejemplares del libro. Y para que eso no pase, antes de venir a Zacatecas a presentar el proyecto patrocinado por el Instituto Cervantes, ya hemos dado los dos primeros pasos del que sabemos que será un largo recorrido. En primer lugar hemos intentado hacer una bibliografía, una lista lo más exhaustiva posible, de todos los libros que deberán ser revisados, que servirán como material de trabajo, y en los que se buscarán y archivarán los puntos en común, y de los que saldrán también las divergencias, las soluciones distintas a problemas idénticos, que debemos estudiar entre todos para intentar llegar al acuerdo necesario.

En esa lista ya tenemos registradas 162 obras, entre diccionarios generales, diccionarios de dudas, léxicos especializados, libros y manuales de estilo, actas de congresos sobre la lengua, apuntes de trabajo de algunos medios, recopilaciones de artículos sobre el uso de la lengua en la prensa. Y cómo no, esa bibliografía está incompleta, y les ruego a los presentes que estén interesados en el proyecto y conozcan obras de ese tipo, especialmente las publicadas aquí, en América, que nos hagan llegar las referencias de esos libros.

De las 162 obras que ya están en nuestra lista, un tercio, 54, son manuales o libros de estilo, llamados también normas de estilo, normas de redacción. Y de esos 54 casi la mitad, 25, son americanos; son los libros o manuales de estilo de algunos de los principales medios de comunicación americanos: las agencias de prensa Notimex (México), Colprensa (Colombia), Venpress (Venezuela), Telam (Argentina), Associated Press (Estados Unidos), Prensa Latina (Cuba); los diarios Clarín (Argentina), El Nuevo Herald (Estados Unidos), El Panamá América (Panamá), El Peruano (Perú), La Voz del Interior (Argentina), y emisoras como Radio Caracol de Colombia.

Al revisar esos libros nos encontramos con que, sobre todo en el caso de los publicados en España, muchos de ellos, la mayor parte, son copias de otros, especialmente de los dos pioneros: el Libro de Estilo de El País y el Manual de Español Urgente de la Agencia EFE, y ya se está produciendo el fenómeno de los libros clónicos, en los que aparecen incluso las mismas erratas, y estamos en un momento en el que ya todos nos copiamos y no logramos escapar de ese círculo vicioso.

El segundo paso que dimos antes de venir a México fue buscar cómplices para nuestra aventura: escribimos una carta dirigida a los directores de los principales medios de comunicación del mundo hispanohablante y los Estados Unidos, en la que les contábamos nuestro proyecto, les solicitábamos su adhesión, les instábamos a contarnos sus problemas en el uso del español que se dan en sus medios, y, finalmente, les rogábamos que si tenían algo parecido a un libro de estrilo, aunque fuesen unas hojas fotocopiadas, nos lo enviasen para engrosar la lista de la que antes hablábamos.

Pues bien, enviamos hace un mes algo más de doscientas de esas cartas, y ya hemos recibido la adhesión de alguno más de treinta directores de medios de comunicación, y es casi seguro que ahora, mientras estamos aquí, en Zacatecas, siguen llegando cartas que encontraré encima de la mesa de mi despacho en Madrid el próximo lunes.

Me complace mucho contarles que entre los medios de comunicación dispuestos a participar en el proyecto están la agencia Notimex y el diario El Universal de México; la agencia Prensa Latina, de Cuba; la agencia Colprensa, de Colombia; el diario El Tiempo, de Bogotá; El Nuevo Herald, de Miami; Radio Nacional de España; Radio Caracol, de Colombia, y el Canal Once TV, de México.

Es, pues, un proyecto que ya ha comenzado a caminar, y lo ha hecho gracias al patrocinio del Instituto Cervantes. No sabemos cuán largo será el camino, quizás tres o cuatro años, pero ya comenzamos a sentir esa grata sensación producida por la certeza de que un día sonará el teléfono y serán los de la imprenta para avisarnos de que ya podemos recoger los primeros ejemplares del libro. Y ese día será la primera vez que Alex Grijelmo y yo, al recibir la noticia de la aparición de un nuevo manual de normas de redacción, no nos pondremos a pensar en las ovejas clónicas.