SELECCIÓN DE POETAS HISPANOFILIPINOS

SELECCIÓN DE POETAS HISPANOFILIPINOS

Compilación por Edmundo Farolán
CECILIO APOSTOL (1877-1938)

Nació en Sta. Cruz, Manila el 22 de noviembre de 1877. El público comenzó a saber de este excelso poeta en 1895 cuando una poesía del vate, que entonces tenia 18 años de edad, fue publicada en el periódico El Comercio. El poema El Terror de los Mares Indios presentaba conjunto de estilo y magnificencia de conceptos, que inmediatamente el público vio en el poeta estrella de primera magnitud. De gran talento, versátil no obstante un carácter excéntrico.

Apóstol escribió brillantes alegorías en inglés y en español así como compuso poesías que demostraron su genial dominio de español. El metro lo manejaba a perfección. Con lgual facilidad Apóstol escribía en alemán y francés. Su cultura clásica era tal que usaba términos basados en latín y el griego. Debido a la modestia innata en él, no quiso publicar una colección de sus poesías, que eran abundantes, y fue suerte de la posteridad el que don Jaillle Veyra coleccionó sus versos y los publicó en el libro titulado Pentélicas.

Apóstol fue producto del antiguo Ateneo de Mania donde terminó el Bachillerato en Artes. Estudió Leyes Universidad de Santo Tomás, pero cuando estalló la Revolución, sus estudios se interrumpieron. Fue miembro de la Academia Filipina correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española desde 1924. La muerte le reclamó en Caloocan, Rizal, el 8 de septiembre de 1938.

C U A D R O

Es una selva de árboles gigantes.
Cuyo toldo de ramas ensombrece
El espejo de un batis, que guarnece
Un cinturón de juncos tremulantes.

Una moza, sus curvas undulantes,
ve como el agua, al reflejarla, mece,
y, mientras llena un cántaro, parece
conversar con las ondas murmurantes.

¿Qué escucha en la corriente fugitiva?
Quizás la anacronística rapsodia
De un poema leído en un ensueño. . .

O, quizás, el gemir de una Cautiva
Que, en el harén donde padece y odia,
Lamenta los caprichos de su dueño.

PAISAJE FILIPINO

El Sol en ebriedad suprema el suelo muerde,
Porque todo en la hora canicular concuerde,
ni un hálito de brisa cruza la extensa y verde
paz del campo, ni un ave en el azul se pierde.

Un mango aislado eleva su centenaria fronda
junto un punso enano de giba aguda y monda,
que las hormigas alzan para que en él esconda
el nuno vigilante que por las mieses ronda.

Lejos corre, seguida del crío, una potranca,
un carabao lustroso en un charco se estanca;
en su lomo una garza hace una nota blanca.

Un río desenrosca las eses de su tripa,
y asoma, allá donde su curva se disipa,
Ias manchas trapeciales de sus techos de nipa.

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JESUS BALMORI [1886-1948] [1886-1948]

Nació en Bacolor, Pampanga el 10 de enero de 1886. A la edad de 15 Jesús Balmori estaba enamorado: no con una damisela de su edad, sino de la Poesía. Fue tanta su determinación de dar expresión a dicho amor que cuando tenia diecisiete años ya había conseguido publicar un libro de versos, Rimas Malayas que se pubicó en 1904. Balmori también dedicó su talento a las novelas, aunque sólo dos publicó: Bancarrota de Almas y Se Deshojó la Flor.

Durante la ocupación japonesa, escribió una novela titulada Pajaros de Fuego, que fue inédita y luego adquirida por el gobierno filipino. Era un escritor prolífico, y bajo el título de Vidas Manileñas, Balmori, usando el seudónimo de Batikuling, escribio una columna diaria de versos satíricos en La Vanguardia. Escribió también columnas satíricas en verso en El Debate y en Voz de Manila.

Su colección de poesias Mi Casa De Nipa ganó el gran premio de poesia en el concurso literario nacional bajo los auspicios de la Mancomunidad de Filipinas en 1940. Esta obra fue publicada el año siguiente. Balmori luchó varias veces con Manuel Bernabé en justas poéticas conocidas por “Balagtasan”, derivadas de Balagtas (Francisco Baltazar), Príncipe de los poetas tagalos. Falleció el 23 de mayo, de 1948 después de escribir su último poema, A Cristo.

CELOS

Bajo el arco de los cielos,
En campo de labrador,
Riñeron por locos celos
Una espiga y una flor.

Porque la espiga decía,
Orgullosa de poder
Y de su valer fecundo,
Que cada espiga valía
Lo que pudieran valer
Todas las flores del mundo.

Y sostenía la flor,
De indignación purpurada
Ante tan grave desdoro,
Que una flor valía por
Toda la tierra colmada
De espigas de plata y oro.

—Yo—, proclamaba la espiga,
Llenándose con su nombre
—Soy la amada y soy la amiga
De las aves y del hombre:

Soy lo que implora del cielo
En su oración y su afán,
Vida y pan.

Y respondía la flor:
—¡Yo soy esencia y quimera,
Mariposa de color
Abierta en la primavera !

El hombre conmigo parte
Cuanto de noble hay en él;
¡Soy la belleza y el arte!
¡Soy el perfume y la miel!

Y replicaba la espiga
Con vibraciones de garra:
—La vida es labor de hormiga;
¡La tuya, son de cigarra!
Más que humana, soy divina
Cuando mi tallo se inclina
Al caer bajo la hoz,
Y Dios bendice mi harina,
¡Porque en ella me hago Dios!

Y respondía la flor:
— En mi eterno florecer,
Dulce lirio o níveo azahar,
Soy el pudoroso amor
Que acompaña a la mujer
A las gradas del altar.
A nadie le causo enojo;
Me abre la luz de la luna;
Mi misión es renacer;
Y cuando al fin me deshojo,
Dejo un ángel en la cuna,
Y hago santa a una mujer.

Y la espiga al responder,
Puso fuego en su decir
—¡Yo soy la razón de existir!
Dios en sus manos me pesa;
Y me vienen a rezar,
¡Los hombres, ante la mesa!
¡El ángel, ante el altar!

Y dijo la pobre flor,
Consternada de dolor;

—Se diga lo que se diga
Palabras que al viento van
Porque el hombre, santa espiga
¡No sólo vive de pan!
Y en la vida dolorosa,

Al nacer de cada día.
Y al morir de cada rosa,
¡Tú eres la mísera prosa !
¡Yo, la divina poesía!

Juzgaron almas amigas
Las razones enemigas,
Votando, conciliadores,
Los Santos, por las espigas,
Los Poetas, por las flores.

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MANUEL BERNABE [l890-1960]

MANUEL BERNABE nació en Parañaque, Rizal, el 17 de febrero de 1890. Terminó sus estudios de Bachillerato en el Ateneo de Manila. Desde tierna edad (doce años), ya componía versos y traducía fragmentos del latín, La Eneida de Virgilio, al castellano. Estudió Derecho en la Universidad de Sto. Tomás, y comenzó su vida periodística en La Democracia y La Vanguardia. En 1929 publicó su llibro de versos Cantos del Trópico prologado por Claro Mayo Recto. Fue profesor de español en la Universidad de Filipinas y el Instituto de Español de San Juan de Letrán.

Fue constante competidor de Jesus Balmori en muchas justas poéticas y tan grande su fama de poeta era como la de ser insuperable declamador. Publicó otro libro de versos en 1957, Perfil de Cresta. Murio el 29 de noviembre de 1960 en su residencia en Parañaque.

LA ROMERIA DE LA MUERTE

Cabizbajos, taciturnos, con espíritu cansino,
inclinados, como la hoja de la mies,
van descalzos mis hermanos, a la vera del camino,
con la lágrima en los ojos, con la sangre en los pies.
Macilentos, cual la caña exprimida de verano;
desgreñados, ojos huérfanos de luz.
¡Quién los viera, juría no ver sombra de un hermano!
¡Mas parecen nuevos Cristos desclavados de la cruz!

Son vencidos y caminan sin banderas;
son vencidos y el azote les flagela los costados.
A su lado van las fieras,
bandoleros con disfraces de soldados.
Son agudo de clarines,
pantominas de grandeza, gestos ruines,
alaridos de jauría, roncas voces,
que los bárbaros son mas fieros que Caínes,
dando vivas, dando gritos, dando coces.

Y los pobres van cayendo uno a uno,
como pétalos sangrientos de las ramas florecidas:
la agonía del ayuno,
el temblor de las heridas,
rostro pálido,
brazo escuálido,
cuerpo inválido,
frente a las hordas de Atila,
que cabriolan con fulgores malsanos en la pupila.

La apretada caravana
en su pena se sumerge y se agobia;
¿dónde el padre? ¿ y la madre ? ¿ y la hermana?
¿y la novia?
El vencido llama al cielo, pero el cielo no responde.
—¿Dónde han ido mis amores? ¿dónde? ¿dónde?

Estudios de rostros en papel por José Rizal