POEMAS VARIOS

POEMAS VARIOS

Poesía por EDMUNDO FAROLAN ROMERO

Soy yo
cuando mi traje azul se mezcla con el cielo,
cuando las sombras de España se alumbran,
cuando te vas, cuando me voy,
cuando sueño con mi infancia,
cuando los diálogos interminables por fin terminan con
una sola palabra eterna.

París

Te espera París. París me busca, me encontró una vez,
una noche, una noche cuando llovía, cuando yo caminaba
sus calles tristes, aquella noche fría, aquella noche
cuando nació un hombre llamado Jesucristo.

Denouement que caen caen caen;

Estas fuertes cadenas
que duelen duelen duelen
triste amigo
feliz amigo
los colores de esta pintura no morirán.

a mi abuelo, don Francisco Romero de Paula

Terrenos del abuelo,
Recuerdos de Ronda y el Tajo,
Valles redondos, clima agradable.

Palali. Llegó el abuelo con su familia de
Luna.
Palali… recuerdos de Ronda, su querido pueblo
natal,
Palali… Baguio… pa` estar aquí pa` siempre…
en alas de recuerdos vibrantes
pa` sonreír, pa` respirar el aire fresco
de esta tierra roja de pias y frutas
tropicales.

Su barba blanca y frágil con la abuela y sus
diez hijos
Palali donde los gatos sélvicos y los monos
con sus chillidos
en la distancia. Kimalugong aún un
silvestre. Ahora, la selva
desaparecida… en su lugar, platanales, pías
para vender
en las tiendecitas alineadas en el camino
nacional,
en el pueblo de Burgos camino a Naguilian.

El abuelo, sentado, tranquilo, con su vasito
de coac,
recordando su pueblo natal. Pero han pasado
años, casi cuarenta años desde que llegó de
España…

Pero iba y venia trayendo higos de Málaga,
vinos, castañas, y las golosinas españolas en
aquel barco de treinta días que pasaba por el
Canal Suez hasta llegar a Barcelona.

Sonríe el abuelo. Gentil sonrisa mientras ve
a los hijos jugando debajo de los árboles de
manga y caimito. No había aun los palmares
recogidos del mar de Surigao, de las playas
blancas de Ipil, allá, en el sur exótico de
Mindanao.

¿Tierra fértil cuando me muera? Mis hijos,
estos mestizos odiados por los indios que
creen que el español ha venido a
conquistarlos y hacerlos sus esclavos…

Pena, mucha pena sufría el abuelo mirando
hacia el porvenir, viendo el sufrimiento de
sus hijos, sus nietos, en esta tierra fértil,
Palali, Palali de sus sueños…

DEBO VOLVER

Para rehacer esta culpabilidad,
culpa de una culpabilidad que pesa sueños transigentes,
y debo volver para rehacer todo,
todo estancado porque soy así,
estancado con promesas que no significan nada.

Primero, ocho años; ahora, felicidad.
Pero ¿qué pasa con los ocho años que me prometiste?
¿Y la felicidad? ¡Felicidad!
jTorpe vida que arrastra la felicidad!

No puedo más ser feliz.
Las promesas son decepciones,
las intuiciones pierden su secreto.
Y digo que debo volver. ¿ A qué?
A nadie. No hay nadie. No existen más.

Tampoco puedo creer.
Seco sentimiento… pasajero, superficial
esta vida cambiando su rumbo y lo hago así:

Pequeñas confusiones
Pequeñas determinaciones
Se pierden en el olvido siempre el olvido
intranquilo intranquilo y pasajero.

MONTREAL: UN DICIEMBRE, UNA NOCHE INDIFERENTE

Fue un sueno Quizás un sueno esperando mas sueños
y mÁs… nadas?
voy a terminar
¿pero es posible acabar tan pronto?

Basta con quizases; háblame de la nieve canadiense.
Es blanco y falta tristeza, es demasiado gris y falta
la blancura de la tristeza de la nieve de Suiza o de
España

¿Y las rojas rosas llegaron?
Quizás, con suspiros de una nao falleciente.
Ah, cansancio, y la juventud, aún intranquilo, aún
repirot aún …
¿y el fuego?

Ah, alma juvenil,
inquieta, azul, alegre, triste, piernas flacas, cuerpo
vacío sin alma pregunto ¿es posible un cuerpo sin alma?

Me dijiste :”Sí”.

Trigales, lágrimas remotas, torturadas;
oscuro sufrimiento tus raíces enterradas en los
relámpagos de la eternidad,
llamas, ecos,
la firmeza de las rocas y con un gesto llueve el Sol
sin crepúsculos; manantial; rumbo de un tiempo
silábico…

Tienes sombras, victoria?

No. Alumbran tus derrotas con el son de los vencidos
resonantes que nacen y mueren derramados.

Choca blanco frío, frío viento, chócame con tus vientos
helados, tus tientas frías porque mi nombre es el
efluvio que corta, desaparece, carece, quiere, atonta,
muere, vive…

Choca blanco frío, frío viento, chócame con tus vientos
helados…

Lluvias que caen. Gentilmente.
Mírame y dime…
¿Mis anhelos?
¿Guardas mis anhelos?

Estas palabras sin sentido.
Son pastas de una existencia.

Rebatada angustia, con dolores
hambrientos: solo yo
en un esfuerzo reflejado
por esta blanda inspiración
que huele a tabaco;

Una angustia cómica,
una tierra amarilla por el Sol,
unas brisas verdes, unas blancas
flores flotando en el éter,

perplejidad sonriente
rimas perdidas,
poesías vacías,

árboles que silenciosamente
susurran:

lágrimas
son estas lluvias
cayendo gentilmente.

POESÍAS, 1966- 1967

Cádiz

jueves santo, el mar de Valencia;
en una playa blanca,
una playa ventosa,
mar frío,
Sol cálido;

nubes flotando con los vientos
del mar; vientos de Valencia,
vientos de amor, vientos fríos de primavera,
vientos calurosos de primavera;

el mar sereno, ahora silencioso,
y la inspiración, perdida;
la vaciedad de una lejana angustia;
un anhelo: perderme en el mar.

playa de Valencia
tristemente feliz…

Valencia, abril 1966

está nevando, mi alma se sube con avemaría
tranquilidad espiritual
frió que quema mis dedos mis orejas

soledad

el milagro está adentro en el alma
cual la blancura
la paz
de esta nieve pirinea

fluye el río milagroso
su agua cristalina.

Lourdes, enero 1966

Ebro, sus vientos, el río corre fuerte
fuerte en primavera,
foto en color
tranvía, semana social conferencias
parque de recuerdos
la patrona virgen
sonrisas
cansancio
tren

otra vez la soledad.

Zaragoza, marzo 1966

porque soy insignificante
porque escribo en versos
versos escritos en obscuridades

porque digo un simple hola y adiós…

suspirando con los vientos
vientos fríos vientos helados
silbando en la oscuridad

silencio de la nieve
impregnando los árboles muertos
con esa cierta inquietud invernal

el horizonte se pierde en la distancia montañosa
alpes blancos cielos en negro azul

profunda tristeza nostálgica
clavando mi existencia…

Berna, Suiza, diciembre 1965

Arte visual de José Rizal

YO EXISTO

Sí, tú existes, indio, tú existes. Como existió
Dittborn; pintores. Somos pintores. Angustias,
somos angustias. Palabras, somos palabras.

Estas trágicas pinturas, tus pinturas,
¿a quien buscas?
¿a Dios?

Pero tú existes.
¿No es esto suficiente?
– No lo es.

2. INSIGNIFICANCIA

Esta tarde insignificante; esta tarde de vientos
Alguien susurra; es el soplo de los vientos
Este cielo que existe;
Esta dolorosa existencia;
Esta poesía que viene y vuelve, viene y vuelve,
Cual viene y vuelve esta primavera, esta soledad,

Este ser, una esperanza que te llama,
Esta tarde.
Esta tarde insignificante.

Quizás.

Quizás estos dos pedazos de existencia llamados
“chanclas”; Quizás pudriendo, pudriendo, pudriendo;
Quizás diciendo, diciendo, diciendo;
Quizás, amigo boliviano, yo, frente mi ser filipino,
filipino, filipino, filipino.

Quizás, Quizás, Quizás.

Búsqueda

Caen las lluvias. Otra vez, y otra vez, y otra vez.
Mi alma muere. Otra vez, y otra vez, y otra vez.

Busco. Sólo encuentro esta poesía
cantando con las lluvias de mi alma
buscando, y buscando y buscando.

Otra vez, y otra vez, y otra vez.

Recuerdos

Nostalgia, una fluyente nostalgia, este sábado,
este sábado que fluye, que muere, que canta
nostalgia, nostalgia, nostalgia…

Recuerdos, este día ventoso que silva
los campos filipinos, las mares que piensan,
esta corta amistad,
prejuicios, complejos,
indio que eres indio,
tú que eres tú, con el Sol,
con palabras ordenadas,
con esta mezcla que sufro,
puro que eres puro,

Y estos recuerdos que van y vienen,
van y vienen cual días vientos que van y vienen,
días del Sol, días que se pintan,
recuerdos que muerden,
recuerdos pegajosos,
pegados conmigo,
en mi ser, en mi conciencia
cual la ira, cual estos dibujos en blanco y negro,
de un escritor, de una pintada tragedia
de un pintor, de un poeta, de dos amigos,
amigos tristes: boliviano y filipino,
riendo, somos lo que somos,
dolores con esperanza con palabras eternas cual
pasan los vientos vientos que añoran vientos que
recuerdan recuerdos recuerdos que nunca mueren
recuerdos…

Ruisenor,
espesura.
fulgura,
yo,
castigado,
con un silencio
deslumbrado,
aterrado…

en un rincón
tienden los brazos de mis recuerdos,
tienden, tienden, tienden hacia el pasado feliz…
cuenta el alba un rayo
mudo agudo
desgarrado…

el silencioso recuerdo
de un “mas” con su distante
oleada sin amparo
eternamente temblando
su fuego ardiente
en un eterno efluvio…

Triste, triste sueño…
No cayeron las lluvias.

el rió, el aire
ojos inmortales
humo de los sueños,
legua, prisa
legua, misterio
brilla, firmamento…
pesadumbre de flores
equilibrio de dolores.

La mitad de la verdad
lentamente reflejada
en las chispas solitarias
de las luces vacías
en la lejana distancia.

Hojas de una hoguera,
cadenas llamativas,
nubes oceánicos,
playas pisadas en arena
borradas por llantos
lamentando amor, amargura.

Apenas hay reminiscencias:
la ternura inunda largamente
la dulzura del fin;
despiértame, pulsa,
contempla, mide esta
soledad mía, escucha
mis recuerdos; un velero
abandona el desierto
de mi alma infantil
ensimismada
en su vaciedad.

Espumas, Profundas,
Eternas, Murmuran

Cómo vuelan las gaviotas!
Islas desoladas;
una quietud eterna
que apacigua esta presente,
solitaria oscuridad;
olas inmensas, desnudas…

Un ser disoluble, perfumado,
sembrando su firme existencia;
su carne dolorosa
silenciosamente acogida
con el ritmo, los tonos,
y las canciones naturales
de dos tropiezos de esencia;

funda su inmensidad en mi regazo.

Una límpida resonancia,
flaca, cálida
seca negra verde fea

días fríos
sin termino, sin salida.

Siempre me dicen,
Ráfagas de la naturaleza,
Que estos que saltan pierden
Deseos; pierden luces;

Pierden lo que siempre dicen.
En esta nebulosa tristeza,
Dentro, muy adentrado
Flota una angustia.
Algo que molesta tristezas,
Algo impuro que busca pureza.

Estos delirios del alma se congestionan.
Se destacan como un olor pungente,
El olor de la existencia brutal,
Cortada, aún fluyente pero seca
Y podrida.

Cambia que te cambia. Graciosas.
Aglutinizantes. Románticas.
Cae que te cae. Odio. Sistemas.
Grupos de gente decaída.

Traduzca este dolor: no en colores;
Tradúzcalo con faltas sintácticas;
En cubos estilísticos. Analice:
Muerte, palabra. Poesía, alma.

Destrúyase;
¿Me pregunta?
En rojo le doy mi respuesta.

Versos: versos del ser, versos sutiles
Que rompen este domingo primaveral.
Pienso. Fluye, pero no fluye esto,
Esto que me perturba,

Versos, versos vacíos.

Cayó el agua,
Cayó sobre mis poemas,
Poemas que faltaron el color negro.

Ahora me esfuerzo.
Ya me falta esa soltura
Que llenaba mi espíritu.

Salen pausas,
Pausas dolorosas,
Enfáticas. He dado todo.
Todo a la vez.

Pausa. Más pausas.
No puedo más dar nada.

Basta.
¿Cuántos años? ¡Cuenta!
¿Tres? ¿Cuatro?
Tres o cuatro, más o menos.
El tiempo muere perezosamente;
Una canción que quiere jazz;
La voz cambia. Muere. Quiere.

Los ojos quieren
Los años pasan indiferentes
Los astros preparan espacios
Espacios eternos
Sencillos ríos que no vuelven
Se gastan, se abren al mar

Sangre polvo dolores

Juegan años
Cantan años
Mueren años

Introducen oro y tierra:
Hombre. Mujer. Letras.

Cual poemas escritos con delirio.

Aburrimiento: tristezas desnudas.
No, no.
Cantan negros,
Tocan negros sus guitarras.

Ahora aprendo. Aplauso.
La mosca está muerta.
El recuerdo desvanece con sonrisas.
Pero sí.
Más objetivamente me encierro
con líneas que sesean.