DE LA MARIPOSA DE LAS 7 DIRECCIONES
Poesía por Mario Ramírez
MUJERPOSA
1.
`Ora sé por qué te llamas
guajolotita,
morena de mis empachos,
por los escorzos conque te miro
cada vez que, imanes resbalosos,
nos crecemos agasajados,
comparado con tus incendios
sin siquiera echarme aguas. HICHI-MEN-CHO/na,
pájara de las siete caras,
no eres más anciana en esto
que el andar de las huilas. Mariesposa de quiensá
que videntes
capaces de saber
los motivos del cambio
en tus movimientos.
Mariposa que no entiendo,
Mariposa de las Siete Direcciones.
2.
Los primeros cuerpos desnudos aparecieron con la primera mujer.
ella miró en él su desnudez
y lo amó.
El miró en ella su desnudez
y la amó.
El primer paraíso apareció
con la primer mujer…
3.
Me pongo mis chistes con cascabeles, y hablo con todas las ironías
y todos los gallos cómicos.
Estampo mi cabeza de chascarrillo pero mi ariete se rompe
como una vela
en tu mirada que escarba
las calles
queriéndoles encontrar
el infinito.
Yo sé que las cascadas
no siempre somos mágicas, pero voy a cre`r
que no seamos capaces
de hacerte volar la risa cuando de pronto te volviste heroína de la tristeza? Abatido.
arrojo mis mapas transaccionales y los gusanos del aire,
mis adapciones para mujeres
de las carcajadas de hombres, los sarcasmos para lagartos
y los gatitos de niños.
Reposo a tu lado
para escarbar entre los postes
los focos de arena.
Convencido de los chicotazos
de electrones
en las paredes negras de los cables,
te acercas con tu boca hospitalaria
y yo no sé si ya te hartaste
del infinito
ofreciéndolo en tu grácil saliva,
o, aburrida, lo dejaste para quemar
tus dedos.
De seguro quedaría contento
si respondieras dialéctica
con una mancha roja
de gaviota volando invertida,
o si te sostuvieras bajo palabra
en las madejas perdidas en depresión. Pero…
te vale madre el pensamiento,
y yo trato de agarrar,
cuando menos,…
el color de tus piernas.
4.
¿Qué ya no puede volar uno por do quiera? Me echas en cara mis platinadas
alas de metal,
con los obúses antiaéreos de tus ojos.
El misil da en el blanco
y yo necesito
educaciones existenciales,
para buscar las pistas
que me llevan a tomarme
de algún lado de tu selva
en la que caigo.
Tú, camuflada,
me ubicas con radares descarnados
y me dejas, pobrecito,
ante mis ojos grandes por el pánico.
Y ahí me quedohasta que sale un pliego
de raras convicciones.
Me olvido por un momento la derrota,
arrasando tu selva con voces, quedando después como el manchado vencedor al que lloras. Nunca he sido, rebanada de calor, agua independiente de tus aguas, y nuevamente sales mariposa dejándome…
absolutamente perdido en tus senderos…
5.
-¡Eso! ¡Así!…
Y quedas estampada en la delicadeza mirando los calvos ojos de los niños. Extraña obsesión de la paciencia. ¿De dónde sacarás tu mano, acariciadora de mejillas,
cada vez que llega como algodón a poseer las pieles
de los chamacos limpios?
¿De dónde llegaran comandos capaces de obligar a cada niño
a ser el hijo de toda hembra?… Con esta misma ablución
me domesticas
la fiera voluntad chilanga
que habita la jaula de mi cuerpo,
que vuelve niño los ojos de mi pose. Con esa misma ablución me gastas
las heridas del degollarse
en el trabajo.
Con ese rostro yo me voy
ca` vez que puedo
a la veloz noticia de andar entigo, pues que algo será que anidar…
es traerse un beso.
6.
¿Cuántos miles de años han pasado, en este paraíso-infierno,
mujercita de libros y tatuajes?
¿Qué tiempo hicimos desde la tragedia de los labios
hasta los dientes pelones
que ahora esparces tremenda?
Pobres mis desoladas huestes
mirando a todos lados
en el desierto abajo del esternón.
Ya no saben disfrutar
a los nagualitos traviesos,
preparando, como están, sus escudosromanos
y los misiles acústicos,
los tanques de verdades
y las minas de burla.
Quien sa`cuantos siglos
o edades
se tendrán que oxidar mis armas
en lo que dura la tregua.
A lo mejor pa`cuando las necesite deberé inventar alguna arqueología rara que les quite el calcio enmohecido, para después de un siglo de limpieza
y dispuestas a la guerra…
haya sido derrotado
por la nueva tregua…