SERGIO CAMARENA, UNA ENTREVISTA CON EL AUTOR, por José Tlatelpas

 

Un buscador de simbolismo y metáfora en la narrativa: Sergio Camarena Alejandre

– Descendiente del Conde Julián Camarena, sefardita y colonizador de los Altos de Jalisco

 

Entrevista por José Tlatelpas

 

Sergio Camarena Alejandre, alias Erasmo de Poncitlan, o Americo Reagans, Sergio Camarena Anagrama, holograma digital de su identidad. No nació en Armenia ni en el barrio de Zoquiapan, pero tiene número de serie en Guadalajara, Xalisco, a unas cuadras del centro de un círculo y cuadrado que definen sus artículos, ensayos, prosa, y pocos poemas, “retruécanos del lenguaje, poemas conceptuosos” y a veces jaloneos entre la nostalgia y pasiones no confesadas.

Sus tres piedras de la fogata son Margarita de la Noche, Torpedita del Encanto, y La Sueca. La segunda lo inspiró entre las paredes del miedo y la libertad, la primera lo protegió aceptando su gusto por el café, haciéndole pie de casa, y La Sueca, con quien se unió indivisiblemente en sus historias personales manteniendo la independencia entre el leño y el fuego rojo.

Su padre le enseñó a Hans Christian Andersen, su madre a Homero, nunca vio televisión ni telenovelas – salvo algún juego de beisbol. Los toros los peleó en vivo, y el box también. Su niñez fue como un ensayo de los cuentos que él se hubiera reinventado, bajo la protección de su abuelo don Pascual Alejandre. Su adolescencia fue tormentosa por no aceptar el mundo de los mayores, los dioses, la Epifanía y las limitaciones. Comenzó a escribir a los 17 años al encontrarse como activista político y atisbador de metáforas y letras. Entre los 12 y los 15 leyó unas 20 veces La Eneida de Virgilio (“surge un día de mis cenizas, héroe vengador, le dice Dido a Eneas y se arroja al fuego. Su hermanita que va a ser reina después de ella la contempla azorada”).

En la prepa nocturna ganó con sus amigos el Comité de Prensa y le pidieron una crónica de paseos estudiantiles, que publicaron en la revista Montenegro de noche de la preparatoria de la Autónoma de Guadalajara.

Ha publicado en los periódicos La Prensa de Reinosa, la columna Radio Avances, dos cuentos en El Informador de Guadalajara, un cuento en Punto de Partida de la UNAM (con seudónimo), revista El Gaviota de los ex alumnos de la secundaria tecnológica Núm. Uno, Rafael Dondé (él no estuvo ahí, pero hacía la revista), ésto entre 1972 y 1973. Hasta 1980 publicó en Guadalajara en la Revista Así, 42 artículos, quincenales, entre ellos un cuento largo llamado Heredarás el viento. También colaboró con El Diario de la Bahía de Puerto Vallarta, El Regional del Sur de Cuernavaca, El Universal sección Morelos, en Cuernavaca en la Revista Demoz, de Tepoztlan, Morelos, en El Reto de Tepoztlan, La Opinión de Morelos (fundada por Sergio Parra Román en 1959 como bisemanario).Actualmente la Oponión de Morelos (2019) se publica comomperiódicomdigital, y la dirige Héctor Parra. 

En los años posteriores, ya en el siglo XXI, ha colaborado también en la Revista de la delegación Benito Juárez, y la revista literaria de Ricardo Venegas. Camarena participó en un taller de Tomás Mojarro sobre comentarios a la lectura. Platicó varias veces en los años 90, los viernes, en la delegación Gustavo A. Madero.

Entre 1965 y 1970 en la Secretaría de Educación Publica se reunió varias veces con Agustín Yáñez, de quien aprendió la sencillez en los relatos del campo jalisciense. 

De Edmundo Valadez, básicamente tuvo el estímulo para escribir cuentos por sus críticas despiadadas. También tuvo influencia de Nadim Gordimer, defensora de los negros y ganadora del Nobel de Literatura muchos años después, ella publicaba cuentos muy interesantes en la revista El Cuento de Valadez, allá por los años 50.

Todos sus cuentos se los rechazó Valadez. Y claro que Camarena le agradeció, porque lo obligó a hablar de sí mismo en el su narrativa, antes hacía cuentos para divertir, superficiales. Delfina Careaga… de ella aprendió su verticalidad para leer la literatura iberoamericana, entereza y honestidad. Porque puedes leer una cosa e interpretar otra. Como los críticos, que Rulfo, dice que no hacen caso de su obra, sino más bien lo intentan biografiar.

¿Lectores? El gran lector que tuvo fue Rafael Sandoval, director de teatro de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara. Él leyó sus cuentos en los años 70 y dijo después de leerlos: “Dígame qué le gusta del mundo, dígame qué no le gusta, diga quién es usted, hábleme de usted -Éso me dijo”.

Andrés Henestrosa, que en los 70 editaba una revista en zapoteco, me dejó la lección de que lo propio es más valioso que lo extranjero, si lo sabemos interpretar con propiedad. Ricardo Garibay …su forma tan ingeniosa en que se pone por encima de lo que narra en su novela La casa que arde de noche. Sólo alguna vez coincidí con él, en un café de Cuernavaca.

Al maestro Elías Nandino lo admiro por su presencia como Hombre de Letras y también porque formó talleres de poesía en Guadalajara, Se oponía con fuerza y convicción a las componendas con los políticos y como médico regalaba las medicinas a la gente pobre en Cocula, su pueblo.

Por otra parte Mariano Azuela fue uno de mis más admirados escritores de la Revolución porque escribe la primera novela de este suceso y me impresionó mucho su novela Nueva Burguesía, porque es un choteo de la burocracia… por el valor de su crítica corrosiva en esta novela testimonial. Y me identifico con la obra de Martín Luis Guzmán, como La Sombra del Caudillo, por su fuerza dramática y por la lucidez en sus relatos.

Ha publicado parcialmente el libro “Al final de la jornada sideral”, otro libro, Prietúsculo, un cuento largo, en 1993, que en este caso es novela. Se publicaron completos en La Opinión de Morelos, 2001.

En mis ensayos he manejado un estilo corto y claro, frases cortas, claro que no imito a Azorín ni a Baroja. Al maestro Azorín lo admiro por la difícil elegancia de la sencillez que se dijo de su obra. Busco más el estilo periodístico de Hemingway, frase corta, punto y seguido. Me identifica la claridad del estilo durante la narración y la oscuridad dramática en el desenlace, un poco por influencia de la narrativa francesa

Me seduce la inglesa Agata Christie, escondida en sus cuentos sobre Hércules Poirot. La búsqueda de la lógica y de la coherencia, capturar los momentos emotivos de la vida, con algunos momentos poéticos. Lo poético de algunas de mis prosas ha sido en cierto modo involuntario porque no me he dado cuenta de ello… hasta terminarlas.

Mi prosa no es confusión, adjetivación, derroche de palabras. Mis poemas no son versos, tienen rimas asonantes o versos líricos, no son de seriedad, con los cánones literarios y la preceptiva, son emoción transmitida, emoción sentida, en ocasiones canción y melodía. Canción romántica, y evocadora. En ocasiones de protesta.

Pueden llegar a ser fuente de inspiración a futuro para lectores tan trastornados como yo. Porque no comunico más ideas que emociones, y yo comunico con más visión del mundo que puntos de vista personales.

Creo que lo más representativo de mi trabajo es La balada del niño acambarita, cuento y poema a la vez, tal vez hasta micronovela, publicado en El Regional del Sur, diario de Cuernavaca, 1992. El Caballito de Toya, cuento largo, publicado en tres entregas en el mismo diario, en 1992 y en la Revista Demoz en 1999. Sobre las aventuras de un niño arriba de un caballo, y con el tren de pasajeros como protagonista. No sólo en el clan vive el hombre, novela corta de 15 páginas, en tres entregas, publicado en El Regional del Sur, 1992 y en La Opinión de Morelos 1993. Prietúsculo, cuento largo, publicado por La Opinión de Morelos, 1993. Me representan textos anteriores y ulteriores como Heredarás el viento, canto lírico, cuento, y poema, una historia del hombre de Cromagnon, (en el Mediodía francés, 40 mil años antes de Cristo) 1982, Revista Así de Guadalajara.

A inicios de los ochenta, y en 2001 y 2002 publicó en La Opinión de Morelos, Prietúsculo de San Antón, novela del paisaje urbano en la ciudad de Cuernabaches.

Ejemplos de su obra

Complejo de Salmón, 2008:

Siete décadas de oponerse a todo y luchar contra todos.

“Y así aquel hombre, tras siete décadas de nadar contra la corriente, descubre al fin, que en efecto, el mundo marcha como debiera. Pero la humanidad, no.

Cuarenta mil años de guerras maravillosas lo confirman sin lugar a dudas. Guerras en el cielo y en la Tierra y en todo lugar.”

Postcriptum:

“Por seis décadas, algún lector en el futuro, algún crítico hijo de la la chingada va decir que no lo escribí yo, por esa insignificancia de apreciación y fecha que eran siete décadas, en lugar de seis.

Los lectores para mí son muy respetables, los críticos no. Y los críticos de arte para mí son admirables pero los de literatura no, tú sabes bien porqué.

De la obra Al final de la jornada sideral, 1991-2010, con una versión previa publicada en el 1992 que dio origen a la actual:

“Sólo a los débiles y a los enfermos les afecta la soledad, su soledad.

Los jóvenes saben que cuando se lo propongan, hallarán compañía. Y los viejos descubren, al final de la jornada sideral, que siempre estuvieron solos. Pero ya no les importa. 

Han encontrado al fin la armonía con la totalidad de su ser; de su ser trascendente, de su ser terrenal.

Pero los débiles y los enfermos, cuando se mueren ya no están solos. Pero ya no son. ”

Cuentos cortos

Pauperrísima, Revista Demoz, marzo de 1993:

“Nos tenemos que separar y esta vez es la definitiva; no es que hayas sido tan mala persona conmigo, no es eso. Juntos hemos pasado algunas horas muy agradables, satisfactorias para ambos.

“No, no es eso. Es que eres muy pendejo.”

“Hermanos, estas son las palabras postreras del suicida.”

……

Epitafio del náufrago, 2014, inédito:

¡Nada para siempre!…

………………

Poemas

Heredarás el viento, revista Así, Guadalajara, 1981.

“Y un día los animales comenzaron a destrozarse entre sí.

El cielo los amenazó con terribles castigos.

Ellos creyeron y sintieron que pasaría lo peor:

Glaciación o diluvio / hambruna o sequía…

Quizás lluvia de fuego / Entonces apareció el hombre sobre la Tierra.”

…….

Tú, que caminas herido, en La Opinión de Morelos, 1999 “Y Santiago el hombre, el discípulo más joven de Cristo / al volver a Jerusalén con pasos cansinos y ya viejo tras predicar en Celtiberia / ¿Regresó a su terruño o alcanzó las estrellas? … en su caminar.

El espía que desafió el frío, publicada en El Regional del Sur, 1991 y La Opinión de Morelos, 1993.

“No hay peor lucha,

que la que gana el malo”.

 

 

Sergio Camarena Alejandre, escritor mexicano, originario de los Altos de Jalisco