Cartas de Miriam Ruvinskis y José Tlatelpas sobre Xorge del Campo
Epístola por Miriam Ruvinskis / José Tlatelpas (version pdf)
A fines de abril de este 2009, le pedí a la poeta Miriam Ruvinskis un artículo sobre nuestro amigo Xorgeres, comentándole que deseábamos publicar un número de nuestra revista en el primer aniversario de su fallecimiento. Creo que sus respuestas reflejan un aspecto íntimo y humano de Xorge y por éso hoy compartimos estas cartas con nuestros lectores.
José Tlatelpas
Julio 2009
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20 de abril, 2009
Querido José:
No tengo palabras para expresar mi tristeza por la muerte de Xorge. No estaba enterada ni sabía nada. La última vez que fui a México me vi con el Xorge cerca de la Alameda y caminamos por los viejos cafés que antaño solíamos recorrer. La pasamos super bien y como siempre Xorge siguió asombrándome con su pasión y su amor por la literatura, sus poesías y todas sus locuras que siempre nutrieron mi alma. Pero claro, como estoy metida en esta madriguera llena de gringos pues he perdido todo contacto y ya no sé nada de nada. Carajo, el Xorge muerto, no lo puedo creer. Siempre pienso en él con muchísimo cariño, además de que tuvimos las más extraordinarias aventuras. Cuéntame y dime qué le pasó al chaparrito. Ahorita estoy sacadísima de onda y aunque tarde o temprano el hálito se nos va, el que Xorge ya no esté me mata. Escríbeme por favor y dime qué le pasó a mi cuate del alma. Puedo escribir mil cosas acerca de Xorge, dime qué espacio tienes y para cuando lo necesitas.
Gracias por avisarme.
Un gran abrazo,
Miriam Ruvinskis
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21 Abril 2009 07:03:24
Estimada Miriam:
Pues sí, es una historia trágica, como suele ser con la partida de los amigos. Cuando yo regresé de Canadá, por el 2004, lo veía frecuentemente en la cantina El Jarrito y la otra cercana, creo la Buenos Aires… lo vi muy avejentado… me llamó la atención; pero no dije nada para no hacerlo sentir mal. Lo invité a una presentación de aniversario de mi revista (insólito porque la revista es canadiense y celebramos en México, en el ya desaparecido cabaret Bombay).
No llegó y me sentí con él, así que nos hablamos menos después de ese diciembre 2006. Luego nos encontramos a fines del 2007 en el homenaje de los 9 o 10 años de la muerte de José de Molina. Lo vi algo decaído y platicamos un poco. Después me dijeron Cervera y Colín que por diciembre o enero le empezó a dar diarrea y se puso muy mal. Fue al médico, al hospital y no le detectaban nada. Xorge fue a ver a Cervera por el 30 de mayo y creo que lo vio Colín por esas fechas y dice que no se veía bien. Por el 1 de junio le diagnosticaron cáncer. Fue a Oncología pero lo mandaron a otro lado y no le dieron atención apropiada. El 1o de julio murió. Me envió un mensaje Martré para ir a la velación pero no lo recibí a tiempo. Fue difícil estar al tanto, porque Xorge fue muy reservado y sólo al final se supo la verdadera gravedad de las cosas.
Te anexo la intro que escribí para mi tríptico que voy a sacar en mi revista en el número completo de homenaje para él. Te mando la Rana Roja, que publica Gonzalo Martré y donde también escribió algo y, finalmente, algunas notas de prensa del momento.
Se publicaron otras cosas; pero la verdad no me gustan mucho porque lo hacen ver como si estuviera en la miseria y el abandono, sin la dignidad que para mí, merece. Aún en sus últimos días siempre estuvo limpio y fue cuidadoso con su persona y mantenía una actitud de autorespeto, muy típica de él. Y siempre tuvo sus negocios, así que no creo en esa imagen patética que publicaron algunos amigos.
Quiero publicar un homenaje con más dignidad, dando relevancia a su contribución académica y a su lúcido juicio. Además, reflejar su verdadera personalidad que, para mí, era la de un caballero destacando entre la picaresca de una Fuenteovejuna cultural y una Fuenteovejuna proscrita.
Abajo mi texto sobre él, creo que es un borrador y no el definitivo, pero te lo mando como referencia.
Un abrazo
José Tlatelpas
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Ay José!
Abril 21, 2009 8:02:07 AM
Ya 21 de abril, 2009
Ay José, es que ya hasta el sueño se me espantó. Qué manera más gacha de irse; aunque conociendo a Xorge, de seguro le encontró el punto literario a su final y como Nerval se quedó divagando. Pero no, no es justo que haya estado tan solo en sus últimos días. Cuando yo lo vi quedamos de escribirnos pero como que ya no coincidimos y mis cartas quedaron sin abrirse y a Xorge también le regresaron las suyas. Nos despedimos en la entrada del Metro, yo de un lado y él del otro, diciéndome adiós con la mano. La promesa de venirse a Tijuana y cruzarse la frontera pues ya no se cumplió. Y así nos olvidamos pensando que tal vez somos eternos.
Me cae que me siento como río de cenizas, de aquí para allá y nada, José. Ahora me pregunto y ¿cómo localizo al Xorge?, ¿cómo le digo lo que nunca terminamos de decirnos? ¿qué espejo destapo para ver si se esconde en un rincón? ¿Y cómo le hago para que mis pensamientos se queden quietos, sin esa absoluta necesidad de averiguar hasta el final?
Me espera una noche de perros, de pensar cómo se nos escapó Xorge así sin más, sin molestar a casi nadie mientras ocupados, cada quien en lo suyo dejamos a un lado la compasión y el cuidado. A Xorge lo quiero hartísimo y en un par de días te mando lo que me salga de todo este revoltijo de sís y nos, de ver qué se hace con el recuerdo, si destejerlo o no, si el que pisa raya pisa su medalla, qué se yo, lo que sí te digo es que esta noche espanta porque me choca saber que el Xorge se fue tan solitario, tan apretujado de sinsabores aunque su mente siempre fue fuego y lucidez.
En fin José, traigo atrabancado al Xorge, las mil y unas caminatas por el centro, las tortas Beatriz, los licuados en el mercado de la Torre y la sonrisa siempre plácida del Xorge citando autores y prometiéndome que no me preocupara por nada, al cabo siempre me decía, al que siempre andan mordiendo los perros es a mí.
Vancouver suena mil veces mejor que donde yo estoy. En fin, estamos en contacto.
Buenas noches,
Miriam Ruvinskis
Julio 12, 09
Hola José:
A mi haber no tengo ninguna foto con el Xorge pero leí todos los artículos y te quedó un número super interesante.
Te voy a mandar una carta para el Gonzálo Martré. Lo conocí alguna vez en una especie de carpa que fui con el Xorge pero todo mundo andaba hasta atrás, así que yo creo que nadie se acuerda.
Lo que sí te puedo decir es que el tal Gonzálo Martré usó más su imaginación que la verdad. Primero, no supo ni escribir bien mi nombre. Segundo, yo no tenía 18 años cuando Xorge y yo tuvimos una relación. Yo ya rayaba casi en los treinta años y estaba divorciada y ya había publicado varios libros. Yo nunca, nunca, quise ser actriz y desde muy chica comencé a escribir. A los 18 años como él menciona yo ya andaba escribiendo en el periódico El Día, con Doña Sara Moirón en la sección cultural, Posteriormente me fui a trabajar a Diorama de la Cultura de Excelsior, además que la editorial Bogavante publicó mi primer libro de cuentos La Sala de Partos Verdes.
Xorge y yo fuimos siempre excelentes amigos y la relación personal terminó porque yo no estaba interesada en formalizar nada con nadie aunque siempre y toda la vida fuimos los mejores amigos.
Un abrazote,
Miriam Ruvinskis