TORONTO, poema

 

Toronto

Poema por Gabriela Etcheverry

 

El ojo del águila asedia su presa desde arriba
más allá de la indiferencia de edificios grises
esperando el primer traspié de su víctima
Esquivo los vahos pestilentes
de millones de tubos de escape
Zumbidos imprecisos de humanidad
me retienen sin dejarme avanzar
el aullido lejano de la mujer-loba
invitándome a dejarlo todo y adentrarme en el monte
las plegarias silenciosas de los atormentados
que se elevan hasta dios y chocan con el águila
los gritos entrecruzados de las sirenas
se me incrustan en el cráneo
Presiento más que veo el paso ágil de los que nunca se detienen
los que pasan y miran por encima de la muchedumbre
más visible el traje que ellos mismos
empuñando firme el maletín que los separa de nosotros
su rápido andar no tiene rostro ni nombre aquí en la calle
Aquí sólo se detiene el que estira una mano limosnera
el que se agacha a registrar los tarros de basura
El olor a pan rancio de tus calles mugrientas me marea
Mi andar se hace lerdo y pesado
tropiezo y caigo casi encima de la mujer
todavía joven, todavía bella
enrollada en el grasiento saco de dormir adosado al muro
buscando el calor de los vapores calientes
que suben de subterráneas estaciones de trenes sin destino
Estira una mano todavía sonrosada
y abre su boca desdentada para pedirme pan
para pedir la plata y la piedad que no tengo
y veo pegado a mi cara el ojo de rapiña que me acechaba desde arriba

Poema a figurar en la exposición mural y virtual de poesía y arte con que la Asociación Canadiense de Hispanistas homenajea a la CCIE. Crónicas del Exilio es el título del libro bilingüe que la autora publicará próximamente en La Cita Trunca

Seduciendo a los bárbaros, colectiva de la generación 2005-2009 de la Escuela La Esmeralda del INBAL en el Centro Nacional de las Artes 2. Fotos de Arturo López.