LA ESCULTURA DE OCTAVIO GÓMEZ Y EL ESPACIO EN EL CORAZÓN DEL METAL, por José Luis Colín

 

 

LA ESCULTURA DE OCTAVIO GÓMEZ Y EL ESPACIO EN EL CORAZÓN DEL METAL

Artículo por José Luis Colín (México)

A principios de los años setenta. Octavio Gómez presenta la primera muestra de sus esculturas en metal, que desde entonces anticipaban una promisoria actividad creadora. Eran aquellas esculturas, ensambles geométricos de configuración propiamente bidimensional. Con un carácter conceptual de constructivismo no rígido, sino articulado. Es de¬cir, las articulaciones o puntos de ensamble de algunas piezas, no estaban fijas, pues permitían que los diversos elementos de su composición, se reconfiguraran de modos dis¬tintos en el espacio.

Desde dicha época a la fecha, para Octavio Gómez, la escultura no es una cuestión de formas, sino de espacios. Esto lo emparenta, como no podía ser de otra manera, con la polaridad en la que se proyecta lo mejor de la escultura contemporánea. En un extre¬mo, la escultura que oculta o encubre la totalidad del espacio para demandar del espec¬tador la revelación del misterio en su conciencia interna. En el otro, quienes la perfilan con estructuras lineales que lindan con lo esquemático, dándole al ojo tan sólo puntos de apoyo para su ensoñación.

Aquí, la obra del maestro Gómez, guarda una relación cuasi metafísica con otras disciplinas como la música y la arquitectura. Esto es, el espíritu de la una, el silencio, y la funcionalidad visual de la otra.

Hoy día, Octavio Gómez ya no ensambla. Ahora moldea a golpes y fuego, con la en¬jundia del poder de todo Demiurgo, pero también con la ternura amorosa de aquel dios olímpico -Hefestos-, que fuera el amante más fiel de Afrodita. Para nuestro escultor, las formas, aún sus preferidas como los peces o las sugerentes formas de sus féminas desnudas, siguen siendo los pretextos torales para expresar el profundo sentimiento -cual dictan las crípticas pautas del Zen- que le despierta, surge y concluye en el corazón mismo del espacio. Donde se mueve el cuerpo real de la luz, moldeando la ilusión del Ser, desde el inicio mismo de la primera creación.

México, D.F., enero de 2006