Geometría Luminosa: La búsqueda de la identidad filipina: Rómulo y de la Q
Artículo por Edmundo Farolán
En estos dos siguientes ensayos, dos distinguidos escritores filipinos, Carlos Rómulo y el jesuita Horacio de la Costa expresan sus opiniones sobre el significado de la identidad filipina en su conexión con el hispanismo:
I. CARLOS ROMULO: IDENTIDAD Y NACIONALISMO
Carlos Rómulo es una de las figuras más importantes de Filipinas. Fue presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y Embajador de Filipinas en los EE.UU. Desempeñó el cargo de Ministro de Educación, Ministro de Asuntos Exteriores y Presidente de la Universidad de Filipinas.
Su libro `Identity and Change: Towards a National Definition` lo dedica a la juventud filipina con estas palabras:
`To the generation of Filipino youth whose incessant response to nationalism is here solicited, this book is dedicated to remind them that `not all were asleep in the night of our ancestors`.
En la introducción de este libro, afirma:
`Nationalism in the Philippines, for better or for worse, is an expatriate affirmation. It was so in the 19th century with Rizal, del Pilar, and Lopez Jaena, and the rest of the Reformist Group. Then, in the 20th century, it was the central politics of those Filipinos within the country but who somehow felt that its culture and government were not our own.
Este sentimiento existe en la mente de la juventud que se pregunta: ¿es española, y su gobierno, norteamericano?
En su primer capítulo, Rómulo pregunta: ¿filipino? El mismo responde:
`The effort to fix the Filipino identity sometimes results in the compression of clichés. We have heard it spoken that the Filipino is an `amalgam of East and West`. This suggests a gelatinous quality, and a mixture of impurities.
`The metaphor is grotesque but embarrasingly approximate; we retrogress, we personify. Not the character of Doña Victorina who, in Rizal`s novel, indeed an amalgam of East and West, is an energetic superficiality of colonial quackery!
Rómulo ataca al mestizaje filipino, como lo hacía Rizal con su personaje Doña Victorina. Para Rómulo y Rizal, el verdadero filipino es el filipino sin influencias; el filipino se impurifica en su mestizaje, es decir, la amalgamación del oriental y el occidental.
Este contexto negativo es, en realidad, positivo. La amalgama del Este con el Oeste no es una cosa vergonzosa, ni es una impureza. La mezcla es progresista; `mejorar la raza` es un decir que explica la amalgama de diferentes razas. En vez de despreciar esto, mirarlo con aprecio, desarrollo y progreso.
Claro que la desventaja de abrirnos demasiado al mundo exterior supondrá el abuso, la explotación y otros males.
Pero, ¿para qué verlo así? La inclinación a este punto de vista negativo es señal de un complejo de inferioridad por parte de los falsos y cerrados nacionalistas que cierran sus ojos a la realidad. El hecho es que los filipinos no somos sólo malayos ni orientales sino españoles y norteamericanos; es decir, la mezcla, la `impureza` referida por Rómulo. ¿Qué es entonces el filipino? Rómulo dice que si el nacionalismo es, en cierto modo, la conservación de ciertos valores y aspectos nativos, deberíamos conservarlos. Confirma que el filipino en sí, sin influencias de Occidente, es el verdadero filipino:
`…the recognition that the term Filipino is a reality far more complex than the seeminglly fixed image of Christian and Western suggestions. It subsumes the Mohammedan reality which we see expressed in our architecture and art motifs…
`It is from this fact, from the vantage point of original and spiritual source that we must regard or anticipate the idea of change.
La ironía es que Rómulo no menciona el hecho de que España con su arquitectura y arte es definitivamente musulmana.
Continúa Rómulo diciendo que las fuentes claves del ser filipino fueron prehispánicos y la búsqueda para la integridad nacional, la sustancia del nacionalismo filipino implica una lucha para recobrar una posición independiente.
Rómulo agriamente comenta que los extranjeros nos alaban por nuestra hospitalidad pero al mismo tiempo, con ironía, nos describen como el pueblo más adaptable en toda Asia.
Adaptables por haber sobrevivido a dos régimenes coloniales, pero a pesar de esta flexibilidad de espíritu, el ser filipino no ha perdido su identidad; a pesar de los siglos extranjeros, nunca nos hemos olvidado de ella.
`It has also been said that as a people we are imitative. But we laugh at Dona Victorin and bluntly parody the Filipina who assumes a Max Factor appearance or a Hollywood personality. And yet, our historical judgment is hard on those who betrayed the Philippines; we are mean and sometimes unfair on the issue of collaboration; we satirize the Filipino who koins an exclusive club, speaks a foreign language with an imitated foreign accent and regards his surrounding reality in the perpective of Western films of violence.
Pero, ¿por qué somos imitativos? Rómulo dice que los filipinos son así por haber estado bajo dos países como colonia. Somos adaptables e imitativos, pero otra vez, ¿por qué mirarlos negativamente? Estas cualidades son buenas.
En España estamos más en casa que cualquier otro oriental porque tenemos mucho de España en nostros. Y en América también. Podemos comunicarnos con un norteamericano o sudamericano cuando queremos, y esto no puede hacerlo tan fácil un chino o un japonés, por ejemplo. Y con mucho orgullo Rómulo anuncia que el filipino es internacionalista!
Para Rómulo, el alma filipina es el alma de los filipinos que lucharon contra los españoles y contra los norteamericanos; estos son los verdaderos filipinos. Han luchado por la libertad, por sus derechos contra España y Norteamérica porque fueron educados en Europa y han soboreado el significado de la libertad. Si no fuese por la educación extranjera de los reformistas Rizal, López Jaena, del Pilar y companía, no hubieran escrito sus ideas de la libertad y la independencia contra los colonizadores y explotadores.
Es decir, el filipino es algo más que indio; es el amalgama del occidente, y más aun el occidente, porque las ideas de la libertad, el hombre libre procedían de Europa que, en su turno, ha recogido estas ideas de los griegos.
Pero Rómulo insiste que el verdadero filipino es el filipino antes de la llegada de los españoles pero por más que queramos aceptar los hechos, Rómulo es definitivamente incorrecto porque la verdad es que la personalidad, el intelecto filipo es una amalgama de Occidente con Oriente. Así es, así existe. Es español aunque no quiera ser español. Las
semillas, los gérmenes españoles están clavados en su ser. España ha dejado una huella en la existencia filipina. Norteamérica ha llevado y dejado la lengua, unos sistemas, económico, educativo, etcétera aunque no tan profundas como las huellas dejadas por España pero hay que aceptar que somos un poco anglo-sajón en ese sentido.
Y el filipino prehistórico, sea el malayo integrado con el chino o el japonés, el musulmán… sí, somos todos filipinos pero incompletos si no incluimos a España. La inevitabilidad del cambio.
`When we write of national identity, we know only too well that our intellectual and political history is not just an accretion of incomprehensible art movements or manifestoes of unassimilated non-conformists, or, as has bee said of political history of Europe, `a series of regal insanities.` `Our intellectual and political past offers sober
consideration, since our consciousness as a Filipino peoplle is precisely organized around these physical and intellectual data of history.
Rómulo dice que la política de nuestro pasado es importante cuando escribimos sobre nuestra identidad nacional: los datos de la historia nos hacen más conscientes de nuestro ser filipino. Estas declaraciones están hechas particularmente a la juventud filipina que piensa en una política sin influencia del mundo exterior. Estas palabras de Rómulo están dirigidas precisamente a esa juventud; nuestra historia ha sido una serie de influencias de Occidente, Europa y América; el Derecho filipino está basado en el Derecho español y nuestro sistema jurídico es norteamericano en sus orígenes. Hablando de la conciencia de unidad que deberíamos tener, dice lo
siguiente:
`When he [Rizal] joined the Philippine community in Barcelona for the first time, he suggested the idea of writing a book about the Philippines, in the hope that perhaps such a project would do well to integrate the consciousness of the Filipino people into a sense of unity, into a recognition of a singular identity, apart from their dispersed notion of themselves in terms of region, common misfortunes, or class. The idea of nationality that Rizal conceived, which forms the central unity of his thought system, needed this consciousness of unity.
La historia se repite; Rizal recibió una respuesta negativa a su petición de escribir ese libro. Esta falta de unidad que caracteriza al filipino es todavía un problema. Acaso Filipinas, un archipiélago, con la población esparcida en islas, favrezca la desunión, geográficamente hablando. Otro factor es la barrera linguística, que procede de la desunión geográfica: Filipinas tiene muchos dialectos y la falta de comunicación resulta en esta desunión del pueblo filipino.
Además los filipinos son como los españoles. El regionalismo afecta la unión hispánica: los vascos son vascos, los catalanes son catalanes, y no quieren ser españoles, o más bien, castellanos. Filipinas también tiene el mismo problema: los ilocanos forman un grupo distinto de los tagalos y de los visayos. Cuando están fuera del país, son todos filipinos y están unidos como los españoles. Pero cuando el número crece, la unión desintegra. En los EE.UU., por ejemplo, hay muchos filipinos y precisamente, la razón de que no haya bastante unidad se debe al regionalismo. Acaso este sea un problema universal:
Al filipino que está en Filipinas no le importa mucho el problema de la Filipinidad; se siente más filipino, es decir, más consciente de su nacionalidad cuando está fuera de su país. Rizal habló de una más fuerte identidad cultural por el lazo entre las realidades orientales mezcladas con la de España. Rizal acepta la vinculación de Filipinas con España, a pesar de su nacionalismo que llega a lo anti-español. En cierto modo, España nos ayudó a unirnos con el cristianismo. Y América, con la lengua, ahora hablada en las escuelas como medio de comunicación. Filipinas está unida en cierto modo, excepto por pequeños problemas regionales y por otro del que ahora veremos: el problema de hundirse tanto con la mala fortuna, y mas si la ocurencia es frecuente. Por ejemplo, en un curso académico, la tendencia es que los que reciben notas bajas, se agrupan entre sí para participar en la mala fortuna y consolarse a sí mismos. No progresará ese grupo: cada vez que hayan exámenes, dirán: no estudian, no aprueban, y no les preocupa porque dirán: pues, mis compañeros tampoco aprobaron.
Esta actitud falta el individualismo que ha resultado en el progreso de las naciones occidentales. No niego la necesidad de la cooperación en una comunidad con tal que el líder de esa comunidad sea positivo y dinámico; es decir, un líder de una comunidad de individuos pero al mismo tiempo con el espíritu donde cada uno con actividad propia trabaja para un fin común. Este es el verdadero camino hacia el progreso en vez de la actitud de compartir la mala fortuna con otro.
En un episodio del Noli me Tangere, Rizal presenta a dos arquetipos: Ibarra el español y Elías, el indio filipino. En el famoso diálogo entre los dos, Ibarra dice no habrá libertad y Elías contesta el hecho es que sin libertad, no habrá luz. Interesante polémica.
La situación política en el s. XIX fue tal que las colonias españolas en Latinoamérica y Filipinas se empezaron a rebelar contra la dominación española porque los ilustrados de estas colonias que luego se independizaron de España para formar sus propias repúblicas fueron influidos por el espíritu de fraternité de la revolución francesa de 1792.
El movimiento femenista de la revolución francesa encabezado por Madame de Farge influyó a Rizal que luego dirigió, en una de sus publicaciones, una carta a las mujeres de Malolos. Exhortó a las mujeres filipinas de desarrollar su capacidad intelectual para que sus hijos no tengan la mentalidad colonial. Inspiraba a las mujeres a estudiar y educarse no para sí mismas sino para sus hijos: enseñarles el camino de la libertad e inspirar la luz de la verdad.
En conjugación con Rizal, Romulo dice que para asegurar nuestra identidad nacional, deberíamos cambiar nuestra actitud:
`We are now more than ever confronted with the inevitable `liberal hour`…We can start by regarding the inevitability of progress itself, and instead of lagging behind, try to approximate the pace of its historical movement.
La importancia de la Prensa para una definición nacional
Este tema está dirigido a la juventud filipina, particularmente a los universitarios. Según Rómulo, la juventud universitaria es la que más podría expresar la posición del nacionalismo filipino:
`Part of the task is to build an enduring culture and a civilization. This should be attended to also by the youth
who are in a position to enrich thought and national expression because of their university and college training… The campus writer is a modern phenomenon and it would be a good thing if the intellectual and cultural renaissance in this country were to be initiated in our universities in the same way that our intellectual tradition was formed by Filipino students in exile in some European countries.
El renacimiento cultural de una nación empieza con los escritores universitarios, un nuevo fenómeno del mundo moderno, según Rómulo, y dice que los famosos escritores hoy de Filipinas empezaron en las aulas universitarias.
Continúa diciendo que la prensa podría influir a la juventud en crear una filosofía del nacionalismo:
`Each generation needs a philosophy…or leave a semblance of it… a great and substantial system of thought, ethics, manners, and morals. The Filipino press could serve as the vehicle for this: the permanent witness of the activities that its generation has done towards creating a world. This generation has yet to define its philosophy and state its projects.
Rómulo escribió esta tesis hace mas de treinta años y viendo la prensa hoy día Rómulo `will turn in his grave`, como diría en inglés. Es decir, la filosofía de la generación filipina hoy día sigue el comercialismo internacional. Todo se hace ahora por el `almighty dollar`, o sea, con tal que se venda el periódico, no importa el contenido. Y eso es todo lo que ahora se ven en los periódicos filipinos guiados por el sistema tabloid del sensacionalismo: todo lo malo de la prensa norteamericana — chismes, sexo, mentiras, violencia — temas que salen del idealismo inculcado en el ambiente universitario.
La crisis existe hoy día porque la transición de este idealismo universitario hacia la realidad de los `hard knocks` de las calles ha resultado en esta crisis. Este salto radical y abrupto mata al espíritu y resulta en una intranquilidad emocional en la juventud filipina. Además de la situación global en esta recesión económica, el joven filipino tiene que batallar espiritualmente con su identidad histórica.
Pero con los cambios hoy día, estos problemas ya son triviales. Los computadores, el fax machine, el modem internacional, la instantánea comunicación telefónica, el satélite, la telecomunicación en general — todo esto ha cristalizado un ser mundial, en vez de las limitaciones nacionales.
Es decir, no importa ser canadiense, ni filipino, ni espanol–todos pertenecemos a este mundo– somos seres mundiales y ya no existen barreras nacionales.
La prensa y su extensión, la televisión, nos han convertido en seres internacionales.
Este es el nuevo despertar, y la agonía que transcurre alrededor del mundo es como seguir el eje de la libertad que Rizal anhelaba en s. XIX.
Al acercarnos hacia el s. XXI, ¿qué nuevas sorpresas figuran en el porvenir? Cuando Wells predijo los aviones, teléfonos, y televisión ¿quién le hubiera creído?
La prensa, los escritores tienen que escribir porque sus escritos son testigos permanentes de las actividades de su generación. El escritor, mano a mano con la prensa, tiene que publicar los sentimientos y acontecimientos de su generación para que las generaciones futuras sepan de las luchas, quizás absurdas, y pensaminetos, quizas cómicos, de sus antepasados.
(De la Costa continúa en el próximo correo)