Y LAS SOMBRAS (SOBRE GALICIA)

Y LAS SOMBRAS

Artículo por Manuel Rivas G

Galicia es una creación romántica. Un paisaje del alma, lleno de claroscuros. Por eso da tan fuerte, crea adicción, seduce como esas naturalezas pintadas de dentro afuera. Da la impresión de que existe porque fue soñada antes, y de que esa construcción granítica, vegetal y acuática es, en realidad, una habitación de artista donde las pasiones y los misterios humanos tienen su propia estación, su propio escenario. Esto explica que sea tan difícil asociar Galicia con una imagen definida. Se resiste a la postal gráfica, al efecto espectacular, a un disparo de caza. Como esos salvajes y solitarios trescientos cuervos de Touriñán y Xallas que ningún fotógrafo ha logrado retratar. Galicia, en sus mejores momentos, cuando la guadaña del hombre no la destruye, es un hechizo que huele a hierba salada y a mar de maíz, a cópula de contrarios. Se posa en los ojos hasta adquirir una mirada interior de musgo que enhebra, como un poema haikú o una estela de luciérnagas, el canto de un mirlo con el destino humano.