LA SOBERANIA FILIPINA
Ensayo por Edmundo Farolán
JOSE RIZAL Y CLARO MAYO RECTO: LA SOBERANIA FILIPINA
Lo que hoy día ocurre en la escena filipina es un nuevo despertar de los filipinos, un nuevo despertar a la soberanía filipina.
¿Y quién más sino José Rizal (1864-1896), nuestro héroe nacional, y Claro Mayo Recto (1890-1960), patriota y político, los que despertaron en la juventud filipina el sentido verdadero del patriotismo en estos tiempos críticos de nuestra historia?
Si Rizal o Recto estuvieran aquí ahora con nosotros, ellos protestarían contra los acontecimientos del país. Serán, por supuesto, los lideres de las huelgas nacionales y formaran parte integra de la oposición contra el gobierno. Por eso no podemos rechazar nuestra historia revolucionaria, aquella historia magnífica cuando nuestros escritores y patriotas lucharon para la libertad del país patriotas que escribieron en aquella revista propagandista de Barcelona, La Solidaridad: Graciano López Jaena, Marcelo del Pilar, Fernando Canon, Antonio Luna, y otros. Escribieron en español y el español fue la lengua de protesta en el siglo XIX, y el español debiera ser hoy nuestra lengua de protesta junto con los otros países del Tercer Mundo de habla española.
En las dos obras dramáticas de Rizal, El consejo de los dioses y Junto al Pasig, veremos dos puntos muy al día: primero, las convicciones de Rizal sobre el hispanismo reflejadas en Consejo de los dioses. En la otra obra dramática, Junto al Pasig, Rizal expresa sus profecías acerca de Filipinas como esclavo de los poderes imperialistas.
La obra dramática de Rizal se limita a dos obras teatrales, cada una de un acto que comprende una presentación de más o menos treinta minutos. Fueron escritas cuando el autor tenía 19 años, estudiante de la Universidad de Santo Tomás. Consejo de los dioses, escrita el abril de 1880, ganó el primer premio en el concurso patrocinado por el Liceo Artístico de Manila donde Rizal sobresalió entre peninsulares e indígenas a pesar de que el jurado fue compuesto de peninsulares. Fue sorprendente en aquellos tiempos que un indio como Rizal sobresaliera frente a un peninsular!
La obra, escrita con ocasión de El Día de Cervantes, trata de los dioses de Olimpo quienes debaten entre si quien de los escritores mortales merezca los premios de los dioses. Júpiter anuncia un certamen literario con tres premios una trompa, una lira y una corona de laurel que se otorgaran al mejor literato mortal.
El debate comienza. Juno habla primero recomendando a su protegido Homero, autor de las obras inmortales La Ilíada y La Odisea. Ella dice: “Quien puede ser mas perfecto que el mortal Homero que canto a la Divinidad, al saber, a la virtud, al valor, al heroísmo y a la desgracia, recorriendo todos los tonos de su lira!”
Pero Venus interrumpe para defender a Virgilio: “Acuérdate de la lira de Virgilio que canto sus nuestras glorias y modulo las quejas del amor desgraciado; sus dulcísimos y melancólicos versos conmueven el alma..”
Juno airada le contesta: “¿Cómo el poeta romano ha de ser preferido al griego? ¿Virgilio, imitador tan sólo ha de ser mejor que Homero? ¿De cuándo acá la copia ha sido mejor que el original?” Interesante lógica de Rizal en las palabras de su personaje Juno.
Momo, el Dios de la Burla, el payaso de los dioses, interviene aquí con sus comentarios burlones. Rizal aquí utiliza la técnica de los clásicos Lope de Vega y Calderón con su personaje gracioso. Con su sarcasmo, después de ser llamado monstruo deforme y feo por Juno, contesta: “Gloria a Juno que nunca insulta, pues sólo me llama feo y deforme.” Todos los dioses de Olimpo ríen.
La diosa Minerva ahora habla en defensa de Cervantes. Las siguientes líneas inmortales de Rizal fueron reproducidas por el dramaturgo Isagani Cruz en su obra Josephine Bracken. Dice: “Hay en la antigua Hesperia, mas allá de los Pirineos, un hombre cuya fama ha atravesado ya el espacio que separa al mundo de los mortales del Olimpo, ligera cual rápida centella. De ignorado y oscuro que era, paso a ser juguete de la envidia y ruines pasiones, abrumado por la desgracia, triste destino de los grandes genios… Mas a pesar de tantos sufrimientos e injusticias, no ha querido devolver a sus semejantes todo el dolor que de ellos recibiera, sino por piadoso y demasiado grande para vengarse, trató de corregirles y educarles, dando a luz su obra inmortal: Don Quijote..”
En esto vemos el dominio fácil del español, el dominio y la sonoridad, la armonía en idea y forma de esta obra juvenil rizalina.
Apolo apoya a Minerva en su defensa de Cervantes, pero el debate continúa, y todavía no sabemos quién es el ganador.
En resumidas cuentas, después de tanto debate que por poco causa el desplomo de Olimpo, porque en el debate que transcurre, resulta que Minerva y Apolo están para batallar contra Juno y Marte, cuando interviene Júpiter, muy enojado. Llama a La Justicia quien se coloca en medio de todos con su balanza.
Mercurio, el dios mensajero, coloca en los platillos los libros de la Eneida y el Quijote, la aguja las marca iguales. Mercurio quita entonces La Eneida sustituyéndola por La Ilíada y pasa lo mismo: la aguja se queda fija en el centro.
En fin, Júpiter anuncia a los tres mortales ganadores del concurso, otorgando a Homero la trompa, a Virgilio la lira, y a Cervantes la corona de laurel.
La obra termina con una loa, en el estilo clásico-tradicional, y Cervantes es alabado por el divino Apolo.
En fin, el tema muy hispanista, más aún celebrando el día de Cervantes, ayudó mucho en el premio que ganó Rizal. Además, Rizal pudo combinar un tema clásico en su prosa con su hispanismo.
Consejo de los dioses tiene sus raíces en la educación clásica recibida por Rizal de los jesuitas del antiguo Ateneo Municipal. En la obra se ve la realización imaginativa de Rizal tomando a los personajes de la mitología griega e insertando un novel aspecto el personaje de Cervantes como tema de polémica de los dioses.
En contraste con la obra en prosa de Consejo, Rizal escribe Junto al Pasig en verso. Escrito el diciembre del mismo año, la obra esta escrita en el tradicional romance de octosílabos, la tradición establecida por los dramaturgos del Siglo de Oro.
El tratamiento de esta obra es lo de una zarzuela con el propósito de mantener la musicalidad de la poesía declamatoria y al mismo tiempo partes cantadas por el coro de niños.
La obra fue escrita el 8 de diciembre, un día especial en el Ateneo, la fiesta de la inmaculada Concepción, y precisamente la obra tiene como tema la devoción a la Virgen María, y una afirmación de la fe católica de Rizal.
Leónides, el personaje central, renuncia a las tentaciones de Satanás en esta obra de la misma manera en que Cristo las renuncio durante su ayuno en el desierto por 40 días.
Junto al Pasig, zarzuela en un acto, en verso, tiene tres movimientos: el primero, la introducción, como en cualquier obra dramática, es la exposición donde el autor nos revela el propósito de la obra. Aquí el autor presenta un elogio a la Virgen María. En la primera escena, los niños preparan la celebración de la fiesta de la Virgen cuya estatua llevaran en una banca que atravesara todo el río Pasig. La escena acaba con los niños buscando a Leónido, su líder. En la segunda escena, Satán hace su monólogo. Satán figura como un personaje alegórico como se suele hacer en zarzuelas donde la yuxtaposición de lo sobrenatural con lo real es común. El monologo de Satán es otra proyección de los estudios filosóficos y teológicos que Rizal obtuvo del Ateneo y la Universidad de Santo Tomás. Entra Leónido y lo tienta Satán… la poemia filosófica entre el bien y el mal sigue. El debate continua hasta la sexta escena donde aparece un tropel de diablos pero interrumpido por la aparición de un ángel quien viene al amparo de Leónido después que este exclama a Satán: “Te detesto vil traidor!” El coro de diablos desaparecen y el Angel llama a Leónido que se despierte.
Precursor de Pirandello, Rizal juega con sueño y realidad en esta obra. Al despertar Leónido, desaparece el ángel y aparecen los amigos compañeros, y todos en la última escena (la séptima) cantan alabanzas mientras la Virgen en la banca traviesa el Río Pasig. La obra es sencilla; tiene un tema simple presentar una obra en honor de la fiesta de la Virgen. Para concluir, quisiera hacer una pregunta: ¿por qué Rizal en estos tiempos de crisis?
La razón es simple: Rizal es el héroe nacional por excelencia y por medio de sus obras descubrimos nuestra identidad arrraigada en el hispanismo. Las ideas de Rizal, sus profecías en la boca de Satán quien discurso del imperialismo y el futuro negro de Filipinas enclavada bajo el yugo de poderes imperialistas como Estados Unidos y Japón ocurre hoy día.
Económicamente, somos esclavos del primer mundo, y Rizal predijo todo esto a los 19 años. Consejo de los dioses expresa el amor hacia la Hispanidad de Rizal, y parece que Rizal ve el hispanismo como solución de nuestros males.
Hoy es el momento de unirnos con otros países del tercer mundo, en particular a Latinoamérica por la vinculación fraterna y cultural que compartimos.
Fue Rizal entonces quien despertó en nosotros la importancia de la Hispanidad. Los posrizalistas, Claro Mayo Recto, siendo uno de ellos, reflejaba la misma protesta anti-imperialista pero en su generación, la primera mitad del siglo XX, sus escritos reflejaban a soberanía filipina contra el imperialismo del yanqui.
En su ensayo La independencia de Filipinas y el Equilibrio en el Extremo Oriente dice: -Filipinas, dada su situación geográfica, gravitará necesariamente dentro de la órbita de las grandes potencias que habrán de ejercer, en el futuro, el control y la dirección de los asuntos del Pacífico.
Su posición quedará, por tanto, condicionada por el acuerdo a que estas lleguen en la disposición de los mismos. Si Estados Unidos, Inglaterra y los dominios británicos del Pacífico permiten un supuesto remotísimo, como veremos que se instituya una doctrina de Monroe para el Asia, el arbitro de los asuntos del Extremo Oriente será el Japón y mas tarde, quizás China o Rusia; y, por su parte, Filipinas, con sus recursos medianamente desarrollados, y su defensa nacional inadecuada, desempeñará el papel que quiera asignarla el campeón o los campeones del Monroismo Asiático; de igual modo que las pequeñas repúblicas del centro y sur de América, colocadas por el monroismo fuera del radio de la intervención europea, viven a merced y conforme al libérrimo arbitrio de su poderosa vecina del norte.
Consecuente con el pensamiento de Recto, la nueva generación filipina, insatisfecha de la orientación sajona, trata de buscar sus rasgos y propia fisonomía, identificándose con los ideales de los patriotas e hispanistas de la generación anterior, que siente ser latido vital de su propio ser.
He aquí dos gigantes de la literatura hispanofilipina, dos patriotas, dos escritores con sus convicciones sobre la soberanía filipina y sus ideas y pasión sobre la verdadera independencia política y económica de Filipinas.