EN EL NOMBRE DE ABYA YALA
(AMÉRICA)
José Cuauhtli Santana Prado
Nuestro suelo llamado originalmente Abya Yala, fue en realidad invadido por la fuerza de las armas por la “conquistadora” España, aunque lo importante es que nosotros, los habitantes de este hemisferio, le llamamos con su nombre antiguo que le corresponde, es decir, con el que le pusieron los nativos de este enorme lugar y no por otros personajes que no tienen nada que ver con nosotros, porque ya se debería utilizar como originalmente fue nombrado por los pueblos primitivos de este vasto y hermoso paraje.
El enorme espacio mal llamado América, nos fue saqueado desde hace ya un poco más de medio siglo, y fueron los invasores de la religiosamente fanática España, así pues, nos robaron nuestra identidad de pobladores ancestrales de estas tierras plenas de riqueza, ¿o no se llevaron barcos colmados de oro y plata que la “amorosa madre patria”, España, nos quitó de nuestros yacimientos tan fructíferos? ¿Y los nativos abyayalenos o abyayalenses (americanos) que también se llevaron a España para que vieran sus majestades Fernando e Isabel, la clase de personas que había en “América”, no fueron también fueron raptados, robados o alejados de sus tierra natal para siempre?
Nos despojaron nuestra tierra y sus productos, igualmente nos masacraron en “el dulce nombre de Jesús”, porque nos impusieron una religión asesina y exterminadora que a los nativos de nuestra Abya Yala, nos fueron quitadas y destruidas nuestras creencias religiosas; incluso algunas familias nativas, en la parte del hoy llamado México, se lanzaron al vacío desde lo alto de algún monte hacia la muerte, porque no deseaban caer en la fauces de algún mastín español, para que sus carnes no fueran arrancadas o mordidas a pedazos, por esos perros infernales que trajo la soldadesca de la falsa “madre patria” para controlarnos, o simplemente recordemos también a la “santa inquisición”, igualmente impuesta dentro de la enferma religión católica y su legado de miles de muertes dejadas en España.
A pesar de tanto material robado a nuestras tierras y transportado en sus barcos intrusos, no todo lo pudo disfrutar el saqueador español, porque las naves piratas inglesas, les quitaron el botín tomado de la mal nombrada América que transportaban los hijos de Fernando e Isabel.
La Tierra Viva, o Tierra que Florece, así es esta Tierra Madura, llamada ahora y siempre Abya Yala, sabiendo que en la práctica se nombraba a cada región con los nombres propios de su área, porque no se conocía el enorme tamaño de nuestro magnífico territorio.
La investigación nos indica que el término Abya Yala, lo usaba un pueblo Guna o Cuna panameño, y hacía mención solo a su tierra, hasta que supuestamente un líder indígena boliviano dijo que “ese territorio comprendía todo el continente”.
Con el paso del tiempo, las comunidades indígenas proponen llamarla Abya Yala, desde finales del siglo XX, como una oposición a la mal llamada América, nombre derivado, como ahora ya todos lo sabemos, del italiano Américo Vespucio, aunque el pueblo Guna lo consideraba su lugar de habitación y siempre fue su Tierra Viva, Madura y Floreciente.
Algo que nos informa la (ABC Historia), es que “el uso de AbyaYala tomó vuelo durante la Segunda Cumbre Continental de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas, celebrado en 1977 en Kiruna, Suecia, donde se propuso junto a la declaración del 15 de noviembre como Día Internacional de los Pueblos Indios(*) y demandar a España una indemnización por la invasión de tierras “americanas”, la utilización de ese nombre para denominar a todo el continente, malamente como “americano”.
El líder boliviano Constantino Lima Chávez del pueblo Aimara, el que después se cambió el nombre por otro más indígena, ahora Tikir Mamani fue quien sugirió el cambio, como ya lo habíamos expresado anteriormente, que “Abya Yala, comprendía toda la zona y no solo una parte o región”, dicha propuesta entusiasta fue aceptada en su mayoría.
Entonces bien, Constantino Lima Chávez o Takir Mamani, nos indica que él “descubrió” que no era solo una región o dos, sino todo el suelo ahora llamado abyayaleno (o abyayalense), es decir, la Pacha Mama era el norte, el centro y el sur de este firme territorio. Tikir decía que “era mejor despojarse de un concepto impuesto”, así que Abya Yala, ahora toma ya su lugar como todo nuestro espacio dentro de este hemisferio.
En otros términos, consideramos correcta la opinión de que fueron “otros”, los que le dieron el nombre a nuestro territorio y nunca los nativos de estas regiones, es decir, los invasores son los que dan las ordenes, quitan y ponen a su criterio costumbres, tradiciones, ideas, religiones, etc, y dictan lo que se tiene que hacer, sea bueno o malo hacia los residentes, los que ahora pasan a ser cautivos y sirvientes de los llamados “conquistadores”, o mejor expresado, los invasores.
En la antigüedad, era un tanto imposible decir las cosas o saberlas como hoy en día, con los magníficos medios modernos digitales de comunicación y de computación, sin embargo, siempre el invasor es el que impone su criterio en contra del invadido, y esto aún sucede en pleno siglo veintiuno.
Ahora y siempre hemos tenido un nombre auténtico y original para nombrar a nuestro espacio y no el impuesto por los invasores (u otros) que nos robaron demasiado de lo que nuestras mentes, costumbres y suelos producen, entonces, el continente donde vivimos, luce su auténtico nombre antiguo y original, dado por nuestros pueblos abyayalenos y no americanos.
Insistimos con Takir Mamani, porque él decía: “la historicidad del término era lo de menos, puesto que lo que resultaba urgente era despojarse de un concepto impuesto, e igualmente opinaba que, “ el continente Abya Yala era lo mismo, si no conseguimos saber cuál es su nombre, pues lo vamos a inventar, lo vamos a bautizar, y le vamos a dar el nombre a nuestro continente, porque el nombre de ese “criminal” Américo Vespucio, no puede seguir en este continente”.
Recordemos lo que se sabe del nombre de América, el que apareció por primera vez en un mapa del cartógrafo suizo Martin Waldseemuller, entonces bien, sea verdad o no que el pueblo Guna le llamaba a su lugar de residencia Abya Yala, en Panamá, lo verdaderamente importante para nosotros, es lo que nos explica Takir Mamani, aunque seamos insistentes, que es mejor ponerle el nombre nosotros y no un extranjero.
Tendría que existir un congreso continental, en que todos los pueblos nativos, incluyendo los de Canadá y Estados Unidos así como los países-colonias pequeños e islas que existen en el centro y sur de Abya Yala, se “obliguen” por la razón de la originalidad, a emplear de hoy en adelante el nombre ancestral y no más el de América, como ya lo hemos expresado, aunque comprendemos que este sería un enorme proceso, tanto por el cambio de nombre, así como acostumbrarnos al nuevo, pero a la vez tan antiguo y hermoso nombre de Abya Yala, porque necesitamos que la Historia Universal lo registre, precisamente como uno de los Hechos Históricos más Relevantes de este siglo XXI.
(*) El término “indio” dado a nuestros nativos, no les corresponde, porque no son personas nacidas en la India, sino en Abya Yala, antes llamada América.
Nota—nEl serio problema que creemos se tendría es con Estados Unidos y Canadá, porque el gringo no querría quitarle el nombre de América a su nación, puesto que ellos así le llaman a su pueblo, piensan que América es solo su pueblo y no todo el continente, sin embargo, esto lo dice y lo avala el hombre blanco europeo, quien se vino a apropiar de nuestros suelos, pero, este cambio sería para los originales residentes, es decir, los indígenas nativos, tanto los que fueron despojados y disminuidos en la antigüedad, como los nacidos últimamente, igual para los nativos canadienses, incluidos los que viven más al norte dentro de las regiones árticas.
Nota: José Cuauhtli Santana Prado es un escritor mexicano-canadiense residente en Chile.