SERPIENTES CON MIRADA AL HORIZONTE
Llegaron a robar la fragancia sin importar candados.
Cada beso fue espada para el sueño,
cada caricia nube quemada en las orillas de la acera.
El corazón floreció
al lado de cada botón mal pronunciado.
Tantas sirenas decapitadas
con hermosos rostros
grabados en alguna lengua desconocida.
¡Cuantos nombres colgados en el moho de una mirada!
¡cuánta infancia marchita en un suspiro!
¡Cuánta peste en esta calle!
RECUERDOS DE UN ÁNGEL QUE NOS ASESINÓ EL SUEÑO
Olvidé el escombro donde robaron la primera lágrima,
el suspiro que nos sostuvo el canto.
¿En qué valles olvidaste la sonrisa?
¿De quién esas uñas deshechas en la ola del tiempo?
Solo tu ropa marchita,
solo tu diadema de setenta y ocho vuelos en el esqueleto de mi memoria.
¿En cuál esquina del silencio se nos fue la vida?
EL HUMO NOS RESUENA
Inútil es llevar las manos
sin conocer el sabor del llanto
como una despedida en el aleteo de las venas.
En noches como esta la soledad se vuelve casa,
los relojes marcan la neblina en los zapatos.
Sin saber a donde mueren las palabras
barnizamos el silencio con saliva.
Y encontramos que en una sola lágrima
se ha derramado tanta vida.
LA HORA MÁS COMPLICADA
Los pájaros forman en la mirada
una barrera cromada de plumajes.
La calle, es agua que se quiebra entre pupilas.
A esta hora,
el viento es un anciano que nos mira y nos levanta las faldas.
Las paredes nos encierran en una cárcel de ceniza,
los árboles como ciegos se acercan a tocar nuestros rostros.
Abracemos la oscuridad como cobija…
Porque los muertos
cuelgan una canción a esta hora.