CENIZAS
En cada beso
dejé un pedazo de mi corazón.
La lluvia de mis ojos late sin el pañuelo de tus manos.
Te llevaste el polvo de mis caricias,
entre mis gritos dormidos en tus labios.
En el espejo
mi rostro es una sombra con otoños grises en el alma.
¡Qué saben las golondrinas de las golondrinas!
si vuelan sin saber que las olas se han ahogado
en el murmullo de la arena.
DESNUDO
Eres niño con tres alas en los labios,
agua que eriza mi nombre
lirio que reclama mi tormenta.
Recorres caminos hasta poblar mi sangre
y me cantas el sueño sellándome los labios.
Eres el eco del mar en los relojes,
trueno de pétalos entre las piernas.
Huracán de besos en la espalda,
¿Cuántos meridianos resolviste en el silencio?
MUCHACHO DE CABELLO TRISTE
Enséñame de nuevo
el minuto donde nace el beso.
Regresa porque hemos fallecido
y el lamento llega anticipado.
Mis manos sin tu cabello son niñas que juegan a morirse.
Regresa porque aquí
el corazón molesta cómo campanada inquieta.
RECUERDO DESDE LA CENIZA
Usted fue el brillo del polvo
visitándome en la hora inesperada.
Desnudó su garganta con el anillo de la risa.
Olvidó sus huellas en la porcelana de los pájaros.
Hombre sediento de fogatas nuevas,
a espera de la noche que voló sin luna
el adiós le sorprendió en un beso.
Abandoné el abrigo de sus brazos.
Dormir en ellos, es muerte.