La Secretaria de Descultura de la ciudad de México crea redes corporativas sin idea de la cultura: Alejandro Encinas
La Secretaria de Descultura del DF crea redes corporativas sin idea de la cultura: Alejandro Encinas
Por Nahún Sánchez
Alejandro Encinas, ex Jefe de Gobierno de la ciudad de México y dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), denuncia las confusiones que en las elecciones 2009 en México han generado “los chuchos” (grupo político que en sus inicios se declaraba de izquierda pero a quien la izquierda real y muchos artistas e intelectuales progresistas acusan de haber traicionado toda vocación democrática).
Este grupo, dice Encinas, trató de derrocar con triquiñuelas legales a la candidata popular Clara Brugada, “atentando contra la ciudadanía en la delegación Izatapalapa”, ciudad de México, donde la gente los rechazó ampliamente y ridiculizó sus pretensiones de imponerse antidemocráticamente en las pasadas elecciones del 5 de julio, gracias a la mejor propuesta del Partido del Trabajo DF, con Rafael Acosta (Juanito) y de Clara Brugada del PRD.
Alejandro Encinas también critica las supuestas “Redes Culturales” que ha promovido la Secretaría de Cultura del DF, controlada por la misma corriente de “los chuchos”, encabezada en esa dependencia por Elena Cepeda de León, quien bajo la mirada complaciente de Marcelo Ebrard, actual Jefe de Gobierno o gobernador del DF, han llevado adelante la peor política cultural que jamás haya desarrollado administración alguna, de ningún partido, de ninguna época en la ciudad de México. A partir de esas supuestas “Redes Culturales” primero a cargo de José Luis Martínez y hoy de Azucena Rebollo, han pretendido manipular corporativamente a los trabajadores de la cultura.
Es preciso notar también que esta administración cultural de “los chuchos” es la que más ha marginado a los creadores de izquierda en la historia de la ciudad, a los mismos que con sus votos hace años los pusieron en el poder. Algunos artistas consideran que se tratan de deshacer de los creadores independientes con el objeto de no tener compromisos y operar libremente en la oscuridad (por cierto en la página de la Secretaría no hay informe de cómo manejan sus dineros, de los resultados de sus auditorías, las leyes que los rigen, y conste que a esto están obligados por ley). Estas pretendidas “redes culturales” se han convertido en un intento para movilizar y poner a trabajar a los jóvenes creadores sin pago o con pagos bajísimos, en organizarlos desde arriba, aparentemente como instrumentos corporativos al servicio del grupo de “los chuchos”, pretendiendo formar una organización sin consultar a los organizados para manipularlos a su antojo.
Encinas agrega que “los chuchos” incrustados en esta Secretaría de Cultura, “no conocen de cultura”, “no tienen discurso” y sólo tratan de construir “redes corporativas”. Por otra parte, jamás en la historia de la ciudad, ni aún en los peores momentos de las nefastas administraciones priístas del pasado, ha habido tal desatención a los creadores culturales como bajo la administración de Elena Cepeda de León donde, además de marginar y cerrar las oportunidades a los creadores de la ciudad de México, “en realidad usan el presupuesto para pagarse a sí mismos, a sus amigos y crean insólitas fundaciones que pretenden dirigir la cultura en la ciudad sin mandato de la Asamblea de Representantes (Cámara de Diputados), gastando millones de pesos del presupuesto de cultura en: ¡pistas de patinaje! ¡playas artificiales!”, señaló indignado el poeta José Luis Colín.
Sería conveniente revisar a fondo la legislación y la adminsitración de los dineros ya que, como dice Alejandro Encinas, es incorrecto que se utilicen espacios gubernamentales para impulsar redes corporativas mientras se perjudica a los creadores de cultura, los pintores, los escritores, los cineastas y cineclubes de la ciudad de México, así como a los los centros comunitarios de cultura vecinal.
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