TOLUCA
Poema por José Tlatelpas
Ya aflora la constelación de nieve.
Ya se agita el viento blanco.
La Luna sienta su sensualidad, es la laguna.
El cráter del Nevado calienta las estrellas.
Toluca, el hielo de Luna enamorada.
Hielo seco, morena celeste y movediza.
Toluca, Luna en lontananza, transcurso de las flores,
relámpago discreto en la venada blanca.
Hoy el viento frío profana la tibieza de mis muslos.
Soy casi el ave, cantando en el bullicio.
Ya tus plumas adornan los pétalos de nube.
Ya soy tan sólo el pobrecito, el cascabel de rutas.
Toluca, la gelidez celeste del abismo.
Toluca, la red de flores
horadando el rostro de la noche.
Eres como un maguey de petalitos,
red de rocío, sus constelaciones movedizas.
Hielo, Luna, montaña, color e incertidumbre.
¿Quién soy yo, Toluca, para ofrendarte con papeles?
¿Quién soy yo para tejer mis palabras con tus senos?
Sólo es mi aliento que cristaliza en tu blancura
es mi canto, es mi vaho, casi es nada.
Toluca, la sequedad enamorada de la Luna.
Un espejo perfumado, un conejo en el espejo.
Toluca, la brisa de las flores, su airoso corazón.
Dicen que estás vestida con mayas de poesía
dicen, que nadie conoce tu rostro de nive fulgurante.
Dicen que nadie te ha nombrado, Laguna Circunspecta,
Toluca-Luna, Casacabel Divino, La Nieve del Maguey Azul.
Toluca, yo te he visto sin tus ropas,
en tu jardín de Nubes-agua,
de Nubes-viento, de Nubes-flor,
de Nubes-caña.
La contadora de destinos, la inagotable y verdadera.
¿Qué puedo decir cuando te mire
Toluca… la niebla enamorada?
Ya es el frío, ya se detiene el salto de mi corazón
(Ya casi no existen corazones. Son piedras-antiguallas).
Amor de piedra negra, visitación de siglos.
Yo soy el que estuve, Toluca, permanezco entonces.
Incienso y flores danzaron el silencio de la noche.
Ya se van las lluvias, ya vienen los cometas.
Toluca, luna gemela del espíritu gemelo.
Aquí está el fuego de obsidiana, el humo del incienso.
Que lluevan flores en el lago de las 13 direcciones.
Que llueva tu recatada gelidez entre columnas.
Que llueva, sobre la pasión luminosa, en los jaguares.
Ya es el Rito de Creación.
Ya es la red henchida de cometas.
¿A dónde tu primicia femenina
dará asombro y muestra de pasión al Sexto Cielo?
Tropieza la escalada de mi aliento.
Ya va
suavemente, como corlola, distraída y navegando.
¡Es el agua de la Luna, es su manantial de placenta y leche!
¡Como una barquita blanca navega mi palabra!
Yo no sabía nada de esto,
sólo vine a ofrendar mi flor entre la nieve.
Ya navega mi palabra en tu montaña.
Ya regresa mi escarchado aliento a donde canta el día.
Ya navego en tus espejos, Luna.
Ya soy estrella en la laguna.
Toluca: ¡Estás desnuda,
humea tu cráter sin sonrojo:
ofrenda milenaria!