Asia, Canadá y América Latina: en la pintura de Carmen Bizet Irigoyen
Entrevista por Rubén del Muro (México-Canadá)
RM: ¿Carmen, cómo es que empiezas tu trayectoria, cómo te inclinas hacia las artes, en especial hacia la pintura? ¿Cómo surge esa inquietud?
CI: Bueno, yo empecé hacer textiles a raíz de una depresión que tuve, lo empecé hacer como terapia y después de hacer textiles por tres años alguien me comentó que los textiles eran un medio muy lento. Entonces decidí empezar a pintar bocetos para textiles. Al mismo tiempo, a principios de los ochentas estaba viviendo con un litógrafo y para entender el concepto de la litografía, las piedras, los espejos, empecé a estudiar eso. Y, la verdad, como no entendía el concepto detrás, me metí al Taller de Gráfica Popular; que en ese entonces estaba en la colonia Roma, antes del terremoto del 85 en la ciudad de México. Ahí empece con litografía y serigrafía, grabados en madera. Después de eso me vine a Vancouver, y en ese trayecto de un año no hice mucha obra, ya que me estaba preparando para irme a Asia. En el 90 me fui a Singapur y ahí empecé a tomar un curso de pintura tradicional china, que es una disciplina totalmente diferente a la occidental, ya que la pintura china está llena de reglas; hay formas de como usar el pincel, el primer trazo es el que queda, hay mucho control de pincel y de la imagen. Lo encontré interesante, pero al mismo tiempo estresante ya que me frustraba echar a perder tantas pinturas. También tomé algo de caligrafía, sumamente difícil, y sólo aprendí a escribir mi nombre. Después de ahí me fui a Indonesia donde tomé unas clases de Batik en Yogakarta, eso me gustó mucho, pero también es un medio bastante lento porque son muchas capas y cada color es un proceso.
RM: Entonces podemos decir que en tu obra hay influencia asiática , sobre todo de los países del sureste asiático. ¿Qué tanta influencia consideras que tienes de allá?
CI: Creo que hay influencia en el sentido de que me se me quedó eso de tratar de no cubrir la primera pincelada, tratar de dejar siempre el trazo y el pincel, que la gente vea el proceso de la obra, que sea pueda ver cómo se creó. También se me quedó eso de trabajar con acuarelas. Ahora trabajo el acrílico, pero con consistencia de una acuarela. Podría decir que también la temática en los grabados que hago ahora utilizo muchos dioses orientales, quizá por devociones personales y afinidades con ciertos dioses.
RM: Entonces tu tiendes a inclinarte hacia las religiones Asiáticas, digamos Budismo o Hinduismo?
CI: Definitivamente, a mí me choca el concepto tan negativo del cristianismo sobre el pecado y el infierno. Me gusta más el concepto del karma, en el cual tu acciones buenas y malas se acumulan y te producen buen o mal karma y, según como se incline la balanza, reencarnas en algo espantoso o algo mejor en la próxima vida. Encuentro que la gente que practica esas religiones, tanto budistas o hinduístas son gente más buena, porque en contraste con el cristianismo, el cristiano va y corre, se confiesa y vuelve otra vez con los mismos pecados, vuelve a ser la misma persona malvada, ya que siempre tiene el recurso de que puede confesarse y empezar de cero otra vez. En cambio en Oriente casi todas las religiones tienen ese concepto de encontrar el efecto de tus acciones en tu próxima vida; por eso tratan de ser buenas personas. En mi pintura se reflejan un poco esas tradiciones orientales.
RM: También he observado que en tu pintura se encuentran varios elementos mexicanos. ¿Qué parte de México está en tu obra?
CI: Yo diría que los colores. Me sorprende que en México casi todos los artistas que ahora son célebres utilizan paletas obscuras y un poco tenebrosas. Por lo menos los que vi en el Museo de Arte Moderno: Irma Palacios, Vicente Rojo e incluso Francisco y Alberto Castro Leñero. Son paletas que yo considero que provienen de paisajes como los de acá, de Canadá: cafés, blancos, los colores que vemos acá. Yo pinto evocando días soleados, selvas; con verdes, rosas, con muchos colores.
RM: ¿No crees que en México ese uso de los colores grises y obscuros tenga algo que ver con la situación actual del país?
CI: Será la situación o será el esmog.
RM: Me acabas de decir que también tienes un relación con los pintores Francisco y Alberto Castro Leñero, ¿cuál es tu relación con ellos?
CI: Es una relación de amistad, mi ex esposo Rafael Sepúlveda, es amigo de Francisco y además es padrino de mi hija. Alberto es nuestro amigo y ha tomado la costumbre de fotografiarme para hacer retratos míos y de mis hijos.
RM: ¿Y la obra de Francisco y Alberto ha influido en tu trabajo?
CI: Yo diría que con la obra de Alberto tengo más afinidad, porque Alberto es más libre en su expresión, él está más influenciado por el action painting que yo, pienso que yo tengo bastante influencia de gentes como Jackson Pollock; y la obra de Alberto me ha influenciado en los chorreados, en aventar la pintura, en expresar libertad en la acción de pintar. Y Francisco fue maestro mío de dibujo y sigue siendo mi maestro, le muestro mi obra y las fotos. El es partidario de los bocetos antes del cuadro, realmente planear un cuadro, y esto a veces choca un poquito con mi proceso de pintar. Porque yo pinto más bien por intuición, como anticipando la sorpresa. Para mí siempre es una sorpresa la imagen que resulta del acto de pintar, nunca es premeditado. Y él me ha sugerido trabajar con bocetos y tal vez tome la sugerencia.
RM: ¿Qué otras influencias te han marcado? Hasta ahora hemos hablado ya tus influencias asiáticas y de otros artistas plásticos, de la geografía y los colores; pero ¿qué hay de la literatura, del arte popular mexicano, de tu estancia aquí en Vancouver; que tanto ha influenciado Canadá tu obra?
CI: A mí me gusta mucho el arte indígena, me inspira mucho. Cuando me quedo sin inspiración me doy un viaje al Museo de la Universidad de la Columbia Británica (UBC) y no me canso de verlas una y otra vez.. Además de que tiene una excelente colección de arte asiático y esas son las piezas que a mí me inspiran. Esto hago tanto aquí como en México, al Museo de Antropología de la cuidad de México y al de la ciudad de Jalapa los visito seguido. Esas obras antiguas son las que me inspiran.
RM: Si tuvieras que definir una, ¿cúal podrías decir que es tu propuesta como artista?
CI: Mas bien propongo la pintura por el arte mismo de pintar. Es el momento de creación el que me hace feliz. Y eso es lo que busco, estar pintando me hace estar tranquila. Es como un estado meditativo.
No pienso en nada, solamente la pincelada, el trazo, el color, es lo único. Además me encanta ver la sorpresa, dejar que una mancha siga su curso, se chorree, se expanda; me encanta tener ese dialogo con la pintura, nada más. Y sorprenderme cada vez con los resultados, porque son como pequeños saltos de magia y están ahí, de repente tienen vida propia y ahí están, funcionan o no funcionan. A veces estás conectada con ese dios de la pintura, esa musa de la creación y otras veces no. Es una sorpresa.
RM: ¿Y por qué Canadá, por qué no México? ¿Qué es lo que te ha motivado a seguir con tu carrera aquí en Canadá?
CI: Yo llegué a Canadá a los diecinueve años para estudiar preparatoria y la carrera, luego me regresé a México, donde me casé y me divorcié.
RM: ¿Podemos decir que hay una temática canadiense en tu obra?
CI: Temáticamente, desde el punto de vista emocional, aquí en Canadá tuve una crisis de depresión y se podría decir que se refleja en mi pintura, Canadá ha sido eso para mí: crisis y recuperación.
RM: Y ¿cómo ves el ambiente artístico aquí en Vancouver?
CI: Para empezar, muy elitista. Las galerías comerciales sólo manejan a los artistas que ellos consideran vendibles, con potencial comercial. Y para tener potencial comercial pues realmente no entiendo cuál es el procedimiento. El ambiente entre artistas es muy cerrado, no existe tanta comunicación entre artistas como existe en México. En México se puede hablar de movimientos de artistas, los pintores, con más frecuencia que aquí, se visitan en sus estudios. Y aquí no te dejan ver el proceso de su pintura porque, me imagino, que pensarán que te vas a fusilar la obra. Uno como artista plástico está aquí muy aislado en comparación del artista plástico en México.
RM: ¿Consideras que aquí hay más apoyo por parte del gobierno o consideras que es exactamente lo mismo que en México?
CI: Aquí necesitas ser muy reconocido, creo que en México hay más concursos abiertos al público, más premios, más lugares dónde participar. Aquí el gobierno es más estricto en el sentido de requerir más firmas de gente que te conozca, de maestros, de gente que ha visto tu obra y que la considera importante.
RM: ¿Tienes pensado regresar a México y radicar allá?
CI: Me gustaría, pero de momento no puedo ya que mis hijos están en la escuela; entonces tendré seguir creando aquí en Canadá.
RM: Pues gracias por esta entrevista, Carmen. Nos parecen muy interesantes tus puntos de vista y esperamos pronto tener más noticias tuyas.