EL CANTO DE LA SENDA LÍRICA, por Carlos Gutiérrez Cruz

El Canto de la Senda Lírica

Poema por Carlos Gutiérrez Cruz

I
MULTIPLES poemas
empapados de sol,
con cambiantes de gemas,
con olores
de flores
y con desbordamiento de color,
caen inútilmente
de la frente
al papel indiferente.
La Naturaleza y el amor,
vuelan de canción en canción,
y yo vivo en un mundo
absolutamente interior.
Mi peor enemigo es Smiles
y mi mejor amigo, el Sol.
II
LOS OJOS al espíritu,
el cuerpo a la inacción
y un absoluto olvido
del exterior.
Vidas ajenas en la propia vida,
canciones raras de introspección morbosa,
pero sensación vivida
de la sensibilidad de cada cosa.
Conclusión:
para el funcionamiento universal,
id‚ntica importancia tienen hombre y chacal.
La lira calló su canto
y yo me envolví en el desencanto
de nuestra vida artificial.
III
ME ALEJO de la montaña
y de la profundidad.
El poeta se queda dormido en su cabaña,
y el hombre se echa a andar
por el camino
como todo peregrino.
Cada cosa que ve late en su corazón,
cada tierra que pisa se estremece de pena,
y en el trayecto azul de cada vena
corren los negros glóbulos de la desilusión.
El hombre vaga,
con las manos en la realidad,
los ojos en la llaga
y el corazón en la humanidad.

IV

Y me ¨QUE me importan los colores del sol,
las canciones del río
y el ceño sombrío
del amor?…

Tiempo perdido en la canción inútil;
verso fútil
musicado para divertir
y vivo con la única misión
de nacer y morir
sin el florecimiento de una realización.

Al trav‚s de valle y montaña
el hombre vuelve a la cabañaé
libre ya de la lente del estetaé
de la música vana,
y despierta al poeta
para que cante su canción humana.

V

EL POETA busca al Sol
reinando,
y lo halla trabajando
como todo trabajador.

Busca a la palmera de su cantar,
y la ve desbord ndose en est‚tica
y repartiendo savia vital.
(La palmera greñuda y neurasténica,
se ha puesto a trabajar.)

Quiso sentir la egolatría morbosa
de su propio valer,
y no vibró la cuerda vanidosa
del placer.

Volvió los ojos a la muchedumbre
llena de miseria y dolor,
y la lira cantó con notas de lumbre
un canto de liberación.

VI

GRACIAS, Naturaleza,
madre de la humanidad,
gracias porque me quitaste de los ojos
el monóculo estúpido de la preciosidad.

Ahora, cantar,
es un trabajo constructivo
de unión y de libertad.

No hay musas,
hay sentido musical,
sentido de justicia
y amor a la humanidad.

Con esas tres cuerdas forja la lira
su canto de sinceridad,
que pone su piedra solidaria
en el edificio de la comunidad.