GEOMETRÍA LUMINOSA, II. HORACIO DE LA COSTA Y LOS RASGOS DEL NACIONALISMOMFILIPINO, artículo por Edmundo Farolan

Geometría luminosa, II. Horacio de la Costa y los rasgos del nacionalismo filipino

Artículo por Edmundo Farolan

Horacio de la Costa fue el Director de la Compañía
de Jesús de Filipinas.Terminó su doctorado en historia en la universidad de
Harvard en EE.UU. Fue también profesor de la Universidad Ateneo de Manila y
primer decano de esa universidad.
Ha escrito varios libros sobre la historia filipina. Su libro
`Background of Nationalism and other essays` es una
compilación de ensayos sobre los orígenes, el crecimiento, y las
implicaciones del nacionalismo filipino.
El libro es un estudio importante de la relación entre
el nacionalismo y la identidad filipina. Trata de la importancia
de la historia filipina para llegar a un profundo entendimiento
del nacionalismo filipino y su identidad histórica.
Según de la Costa, la idea del nacionalismo es un
concepto occidental. Los países orientales nunca se preocuparon
del problema del nacionalismo. Cuando Filipinas abrió sus
puertas al Oeste fue en ese momento histórico cuando la idea del
nacionalismo surgió: ` …nationalism properly so-called is of relatively recent
origin, the product of a particular stage in the political
development of the West.

Los escritores filipinos durante el movimiento propagandista
en los mediados del s. XIX empezaron a darse cuenta de que el
nacionalismo era un poder, un instrumento para librarse del
estado colonial de Filipinas. Rizal y su grupo reformista
fundaron los claves del nacionalismo filipino en su lucha
contra el colonialismo a pesar de que, irónicamente,
España fue el vehículo de este grupo en alcanzar sus ideales.
`It was therefore providential that by being incorporated into
the Spanish empire, Filipinos were given the opportunity of
learning these ideas from the same perennial teacher from
which the Western nations learned them, name the Church.
De la Costa sigue diciendo que sin España, no
hubiésemos sabido nada de la idea de .
`Those who see nothing in Spanish rule but unrelieved evil
might ponder the fact that before the coming of the Spaniards, the
Philippines was simply a geographical exxpression; an
archipelago; it was by first becoming a colony that it became
a nation. Sin España, no hubiésemos pensado en el concepto de
la libertad y la idea de una nación independiente. De la Costa insiste
en la misma línea de pensamiento de Maeztu sobre Rizal de que
la posibilidad de percibir la conciencia nacional y la
determinación de hacer algo en relación con ella fue producto de
nuestra experiencia colonial.
Aunque la revolución contra España dio lugar a un
cambio de colonizadores, de la Costa ve los beneficios de estar bajo los
EE.UU. por las > que hemos aprendido
de ella y que ahora empleamos en nuestro sistema de gobierno,
aunque recientemente, han habido cambios desde la dictadura de
Marcos. Historia y la cultura filipina

La cutura filipina como ya se sabe es bastante compleja. Se
desarrolló no como los otros países de Oriente sin
influencia del occidente, sino por orígenes
autóctonos>>. Mientras la cultura china
quedó completamente
cerrada y aislada del mundo exterior, nuestra cultura fue
fruto de contínua influencia de Europa y Asia. Y estas
influencias no fueron pasajeras sino interpenetradas, inculcadas y
asimiladas en la cultura que ahora se llama filipina.
Our cultural borrowings from abroad did not long remain in
their original state among us. They were not merely deposited oone
on top of the other like successive layers of sediment, each
remaining perfectly distinct from and unaffected by the others.
To put it quite simply, these intrusive cultures did not only
do something to us, we did something to them. We assimilated
them, changing as all living beings do, what was originallly foreign
substance into our own.

En vez de adaptarse a estas culturas extranjeras, de la Costa
dice que las hemos hecho nuestras, asimilándolas y
cambiando su sustancia extranjera, haciéndolas propiamente nuestras.
Por ejemplo, la arquitectura española de las iglesias
coloniales es hispánica sólo en su comienzo, en su
inspiración inicial; los misioneros espanoles emplearon a artistas chinos y filipinos
en construirlas, y éstos infundieron a la arquitectura
española algo propiamente suyo, quizá por un motivo decorativo o por un
estilo nativo proyectado en la construcción de la iglesia,
resultando entonces en algo que no era español ni chino ni sudeste
asiático, sino una integración de estos tres estilos, algo
propiamente filipino.
Citando otros ejemplos, de la Costa habla de las canciones
propiamente filipinas, los kundiman con fuertes rasgos
españoles. Otros productos de la cultura nacional son el corrido,
moro-moro, fiesta, todas manifestaciones del catolicismo del pueblo.
Nuestros escritores contemporáneos en inglés o en
español suelen tener un estilo que no se denomine español ni
norteamericano, aunque con fuertes influencias de ambos; es filipino. Por
ejemplo, ¿es norteamericana la inserción de una
palabra tagala (que es muy común) en una poesía inglesa escrita
por un poeta filipino? Es espanol un estilo que empieza las oraciones con
yo (yo tengo, yo me voy), aunque no es incorrecto pero es
idiosincráticamente filipino, común a los hablantes
y escritores filipinos. Los tagalismos en las novelas de Rizal aunque
escritas en español son proyecciones del filipinismo en
la hispanidad filipina.

A vital and vigorous culture, our own, has taken what was in
the beginning a foreign form or model and transformed into
something not found elsewhere… something, in short, Filipino. We are
thus led to the conclusion that while our national culture has
developed by the addition of foreign elements, this has not
been a process of mere accretion, but one of intussusception, of
assimilation into a living organism with a form and spirit of
its own.

La idea falsa de muchos que se llaman `nacionalistas` es
confundir básicamente, intercambiar las palabras
`indígena` y `nacional`.
Nuestra cultura nacional no es la cultura que hemos tenido en
el principio; es la cultura que hoy tenemos. Y la que hoy
tenemos no es la cultura que teníamos en el principio sino la que
hemos hecho nuestra. Es esta totalidad y sólo esta totalidad,
con todas sus partes complejas y estructuras diversas, la que
deberíamos llamar, con mucho derecho, la cultura de los
filipinos. Tocando el aspecto historico, de la Costa se dirige a los
historiadores filipinos: In the first place, we must get ride of the idea that the task
of reinterpretation — of interpreting correctly what his
predecessors interpreted wrongly — is merely the task which
faces the historian today. It is sometimes said that the
trouble with Philippine history is that it was written first by
foreigners — Spaniards or Americans — and then by Filipinos
who adopted uncritically their foreign point of view… Philippine
history is almost exclusively `Europocentric` and this is what
is wrong with it. It ought to be `Filipinocentric`, and the
present job of the Filipino historian is to make it so; to reinterpret
it from the Filipino point of view rather than from the Spanish
or American.
Mucha de nuestra historia está escrita por extranjeros;
es menester una reinterpretación para hacerla más
filipinocéntrica en vez de europocéntrica o norteamericanocéntrica.

De este modo pudiésemos llegar a una verdadera comprensión de la
verdadera hisoria filipina y en fin, nuestra identidad.
De la Costa acentúa la importancia del pasado cuando
dice: `The fact is that much of what happened during the revolution,
and much of what is happening even today, cannot be completely
understood without reference to our past, and ofeten to our
remote past. The roots that maintain a peculiarly stubborn
sort of life in many of our distinctively Philippine social
institutions go very far back indeed. If then we want history
to make its proper contribution to the understanding of our
culture, we must set no arbitary limits to the range of historical
research, but permit the historian to wander happily about the
large and very untidy lumber room which is his peculiar domain.
Es verdad que la historia de un país juega un papel clave
en el estudio de cualquier aspecto de su vida contemporanea. Aun en
una sencilla pregunta como `¿por qué soy asi?`, es
inevitable la palabra `pasado`. Siempre contestamos con un cierto tono,
`quizás en el pasado, hice esto o lo otro y por ello ahora
soy así`. Filipinas en su presente totalidad es su historia,
y la contextura de su historia es clave para el `quien soy yo`
pregunta, una pregunta eje de la búsqueda de la
identidad filipina.
Las ideas políticas de Rizal

El pasado consiste en exponer las ideas de aquellos
héroes filipinos que escribieron con el propósito de hacer
algo `heroico`, algún sacrificio para su patria. Rizal en
sus escritos sobre el nacionalismo intenta descifrar su
significado en el contexto de la identidad filipina:
`…what did Rizal understand by nationalism? There is no
question but that he meant by it first and foremost, sacrifice.
The true patriot is he who is ready at all times to forego his
personal and private advantage in order to advance the welfare
of his people. `The common good of the nation is a fine thing; it is a
precious thing: but like all fine and precious things it has an
exorbitant price. That price is sacrifice, and the true
patriot is he who is willing to pay that price; to pay it `sin dudas,
sin pesar`, that is to say, without thinking twice about it, and
without calculating the cost.

Pero no debiéramos tomar todo lo que escribió Rizal
como el evangelio. Para apreciar a Rizal, debiésemos analizar
sus deficiencias y de ese modo comprenderíamos mejor y
más objetivamente sus ideas.
Rizal suponía la cultura pre-hispánica de Filipinas
no tan desarrollada como él pensaba. Segun sus escitos, la
conquista española destrozó la cultura indígena y la
sustituyó por una cultura extraña.
El hecho es que no se destrozan culturas de una manera tan
fácil. Al contrario, la influencia de la cultura española
indudablemente modificó nuestra cultura indígena y la
aumentó con elementos completamente nuevos — la cristiandad, por ejemplo. Decir
que la destrozó es una afirmación excesiva.
Cuando los filipinos recibieron la cultura espanola, la
hicieron propiamente suya, una cultura distinta y muy diferente de que
la llevaron los espanoles.
Aun Rizal, si estuviera vivo, admitiría esto. En primer
lugar, ¿cómo podríamos considerar la cultura filipina
como esencialmente filipina si en realidad son prestamos de las culturas de
India, China, Indonesia, Malasia, etcétera?
La conquista espanola fue violenta y destructiva, es verdad,
pero con ella vino lo positivo:
`No one questions the fact that the Spanish conquest of the
Philippines was violent and destructive, as all conquests must
be, and that the subsequent colonial rule was in many ways
oppressive and repressive. But it is going beyond the
evidence

to argue from this, as Rizal seems to do, that the Spanish
period of our history was an almost completely negative
interlude: a state of suspended animation; a kind of dark age
which contributed nothing to the enrichment or development of
our national culture. The cultural value of Christianity is
pretty generally admitted even by those who do not believe in it, and
our debt to Spain in this regard is asobvious as it is profound.
Rizal concedió mucha importancia al amor propio del
filipino, germen después de la conciencia del nacionalismo. Pero
fue la acción de España la que influyó en este
despertar al filipinismo; y Rizal consideró la influencia española, en este
sentido, con un mínimo de importancia. Es indudable también que la
colonización influye en los colonizados con un nacionalismo que se
desarrolla, no en el sentido negativo de reaccionar contra los
colonizadores, sino el aspecto positivo de producir movimientos separatistas
con los mismos principios utilizados por los gobernantes. El
separatismo de Quebec en la historia corriente es es un
ejemplar que sigue este principio `colonizador-colonizado`. Es decir
que el colonialismo en el sentido contemporáneo se liquida a
sí mismo.
Hemos visto que Ramiro de Maeztu cuando dijo que Rizal no era
pensador fue correcto porque en verdad, Rizal no pudo
descifrar objetivamente el concepto del nacionalismo en el sentido
arguido en el párrafo arriba. Rizal fue emocional, demasiado
metido en el fuego del nacionalismo en vez de la idea correcta del
nacionalismo. Su fuego patriótico, normal para un joven
como el, muerto a una edad temprana de 32 años, casi parallelo al
martirio y muerte de Jesucristo casi a la misma edad, resultó en
el nacionalismo histórico europeo, la educación
clásica bajo los jesuitas y sus estudios y viajes a Europa:
` …it was through the mediation of Spain in part that the
ideas of human equality, civic freedom and the rule of law, ideas
Hellenic and Christian in origin, became an integral part of
our national culture. One does not have to read very extensively
in Rizal and his associates to realize that their rejection of
colonialism had for its theoretical base not an Asian but a
Western world view. La responsabilidad del escritor en la sociedad
contemporánea
filipina Hemos visto que Rómulo al dirigir sus palabras a la
juventud filipina, destaca la importancia de la prensa. Inspira a los
escritores universitarios a que escriban y publiquen sus ideas
con el fin de cristalizarlas en los anales de la historia de
Filipinas como guía después para las generaciones
venideras. De la Costa es más enfático cuando dice a los
escritores filipinos que el escribir es una obligación, un deber a
la sociedad filipina.

Refiere particularmente a los historiadores filipinos a
escribir la historia de Filipinas y reinterpretarla de una manera
filipinocéntrica para, en fin, llegar al eje de la
identidad filipina por nosotros mismos.
Es menester preguntar cuestiones como: ¿Tenemos nosotros
los filipinos, como pueblo, una experiencia común, una
identidad cultural? Hay algo filipino en la diversidad cultural que
hemos absorbido de los malayos, indonesios y otros pueblos
asiáticos?
¿Qué identidad cultural existe en el filipino con las
influencias asiáticas y occidentales que que se han interpentrado en
nuestra cultura?
Estar en medio de lo occidental y oriental es una una
situación incomóda:
`This makes us profoundly uncomfortable. It is only natural
that it should. We feel that we must belong somewhere, and that this shold be
where we belong both geographically and racially. We must be
Asians; and yet we cannot get around the fact that both the
form of government and the legal system under which we have elected
to live are Western; that our two principal religious faiths,
Christianity and Islam, originated in the West; that our art
forms are heavily influenced by Western models; that we are
far more familiar with Plato than with Confucius, with Shakespeare
than Mahabharata; and that when we have anything to say of
some complexity, something requiring both precision and nuance of
statement, we are compelled to say it in a Western tongue.
Parece lamentable esta situación, que los filipinos,
geográficamente asiáticos, son occidentales en
lengua, en cultura, en diferentes modos de ser.
Los nacionalistas `falsos`, como describiría el
hispanista filipino Guillermo Gómez Rivera, defenderían el
hecho de que los filipinos debieran ser más asiáticos, y que la
identidad filipina tiene su verdadero fondo en el substrato malayo, y si se nos
despojamos de esta diversidad cultural, llegaremos a nuestra
verdadera identidad cultural. ¿Pero es esta suposición aceptable? ¿No tiene
más sentido nuestra identidad basada en nuestra diversidad? Por que es
necesario ser asiático u occidental?
Es peculiar y contrario a la opinión general, pero
¿qué es lo que nos impide ser occidental y asiático a la vez? ¿Por
qué defender la actitud aristotélica de que todas las cosas debieren
ser en un orden ideal cuando en realidad, las cosas no están siempre
en orden?

Tendríamos que enfrentarnos con la situación actual
en que somos y vivimos: una nación de origenes malayos,
estructurados socialmente en un modelo básicamente indonesio, con
mucha infusión de sangre y actitudes chinas, pero con herencia
cultural en parte española y en parte anglosajona.

Los filipinos somos todo esto.
El problema de la identidad aún no está resuelto
aun aceptando la diversidad como esencia de nuestra cultura porque la
diversidad se opone evidentemente a la identidad. Pero es posible
obtener esta identidad por una síntesis de los elementos de
nuestra diversidad? Muchos aseguran que, en nuestro caso, no
sería posible porque lo que pasará después es caernos en
un tipo de esquizofrenia, una enfermedad de sicosis mental por haber
retenido tantas culturas diversas, y hay aquellos que creen
que la sociedad filipina se encuentra en el momento actual con
esta enfermedad.
¿Es posible una sintesis? Y si es posible, como obtenerla?
De la Costa responde:
`The only way to achieve it is to live it, and live it
consciously. It is to our writers that we must look first and
foremost, for that gethering of all our diverse cultural
strain in one common remembered experience.
This means that they must have long memories, memories
reaching back to the origins of our society. For we are what our past
has made us; we must know it to know ourselves. Nor can this
knowledge be merely academic, a dull affair of dates and
scholarly footnotes. It must be a vital knowledge; an
experience
imaginatively relived; in the celebrated phrase of Michelete,
a `resurrection of the flesh`. The facts, the bare bones of our
history, these we may safely trust our historians to collect;
but only our writers can bring them to life again.
La objetividad es siempre clave y obligatoria para cualquier
escritor, y en particular a los escritores e historiadores
filipinos. Es fácil caer en la subjetividad, en un
nacionalismo
emocional igual que Rizal y Bonifacio. Es difícil ver
la historia filipina desde el punto de vista española o
norteamericana porque esa historia escrita por estos
hisoriadores
occidentales la escribieron para sus países. Es, en
realidad, difícil ser objetivo, y si pudiésemos llegar a esa
madurez que todavía no llegamos a entender porque encima del caos y
los debates emocionales sobre como ver la historia filipina
en una luz objetiva, caemos en un abismo de ciega emoción,
cuando en realidad, el historiador objetivo debiera seguir el camino
de la verdad. La búsqueda de la verdad, la búsqueda
de la identidad verdadera filipina, en la historia objetiva.
Y en las palabras del jesuita de la Costa, ésta es
precisamente la función del escritor — buscar la verdad y
comunicarla, comunicar la experiencia pasada:
It is the function of the writer as artist to provide his
community with a special kind of pleasure through the medium
of speech. This pleasure consists in the sharing of remembered
experience, and through the sharing, an increased awareness of
what we are and should be, both individually and together.
Here in the Philippines, the very richness of our social
experience, the divesity of our cultural traditions, creates a problem of
synthesis. This synthesis can be achieved, but only if our
writers will enlarge our consciousness and refine our
sensibility so as to embrace and apprehend not only our present but all
our past. Only thus, by discovering what we have been, will we
arrive at some measure of understanding what we are and what
we may yet be.

Madrid, 1967 (Estos ensayos fueron escritos cuando el autor tenía 24
años de edad)